Capítulo 48

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POV TATIANA

Quien me iba a decir a mi que a esta edad, yo me iba a animar a patear el tablero, a pensar por una vez en mí y animarme a vivir la vida que en verdad quería, fueron tantas las veces que lloré a escondidas por tener que fingir ser quien no era, quien no fui nunca, fingí por tantos años que hasta un día llegué a creer en mi propia mentira y hacerla tan mía que no podía ver ninguna posibilidad que la vida pusiera ante mis ojos, era tan mío el secreto que guarde por tantos años, un secreto tan callado, un secreto que solo se asomaba a mi en pensamientos porque no podía ponerlo en palabras, porque cuando quería decirlo era tanta la represión que guardaba que todo el valor que juntaba se esfumaba, hasta que un día ese secreto me agobio tanto y entendí que si no me animaba a decirlo me iba a morir en cualquier momento de angustia, es que en realidad estuve muerta por más de cuarenta años, pero aquel día que me anime a poner en palabras ante Soledad lo que sentía, me sentí libre, me sentí en paz, me sentí como un ave al que sin querer le habían dejado la puerta de la jaula abierta y pudo volar e ir en busca de la vida que siempre quiso, una vida que seria posible solo por fuera de esas rejas.

El día que pude ponerlo en palabras entendí que los límites estaban solo en mi cabeza, porque las posibilidades eran inmensas cuando me animaba a creer en mí y asumir quien era, el día que pude poner en palabras que me había enamorado de una mujer, pude regresar el tiempo y abrazar a esa niña chiquita que lloraba por las noches cuando se negaba a ella misma lo que le pasaba, pude abrazar a la adolescente que imaginaba besos a escondidas con mujeres a las que nunca se iba a atrever a amar, pude abrazar a la mujer que sentía que al menos en sueños era libre y que soñando iba a poder vivir la vida que quería, al menos en sueños iba a ser libre, abrace a todas mis versiones y les pedí perdón, el día que pude poner en palabras y aceptar mi orientación sexual, fue cuando nací realmente.

Soledad en mi vida fue un suspiro, un poder ser sin miedo, un camino a las posibilidades de la vida y las ganas que me faltaban para por fin vivir la vida que siempre quise, con su amor tan inocente me hacía retroceder en el tiempo y sentirme una quinceañera, de repente lo que yo conocía del amor se esfumó, porque con ella conocí lo que era el amor verdadero, cuando miro al pasado me doy cuenta todo el camino que avanzamos juntas, como fue luz cuando solo veía oscuridad, como pintó de colores todo mi mundo y me dio su amor verdadero, antes me arrepentía por no haberme animado a salir del closet antes, pero logre entender que todo sucedió en el momento indicado, ni antes, ni después y eso fue suficiente, porque hoy soy esto y amo lo que soy, siento tanta paz, tanta libertad que todo lo que tuve que llorar valió la pena.

Nunca creí animarme a pedirle matrimonio a alguien, pero el amor me impulso, lo cierto es que no quería seguir perdiendo más tiempo, quería vivir cada etapa de lo que me quedaba de vida a su lado y vivir cada etapa de su vida sintiendo mi corazón explotar de alegría, es que verla cumplir sus metas corrompía cualquier esquema de felicidad porque la sentía en demasía, nunca me voy a olvidar el día en el que salió de rendir su última materia para recibirse, tenía una sonrisa tan grande y los ojos llenos de lágrimas, aquel día lloramos todos, todavía cuando pienso en ese momento regreso a ese abrazo que nos dimos y puedo sentirlo en mi piel, tampoco olvidaría nunca el día en el que hicimos la primera reunión de escritores en la librería, se llenó, fue el primer día que Sole se animo a leer en público, la música y su voz hicieron que el poema nos invada todo el cuerpo, recuerdo los aplausos de la gente y puedo sentirlos míos, sentía tanto orgullo de ella, de nosotras, de lo que habíamos logrado juntas, recuerdo la alegría con la que decoramos la casa que habíamos construido juntas, bueno, la idea era nuestra, la hicimos desde cero, elegir cada color, cada piso, cada adorno fue toda una aventura porque ella tenía la idea loca de que en la casa además de nuestra habitación, cada una tenga la propia, para no olvidarnos nunca que estar con alguien y compartir el tiempo también debía ser una elección, a veces cuando discutíamos, porque claro, todas las parejas a veces discuten, ella se iba a su habitación y yo después de unas horas le iba a tocar la puerta pero como siempre no escuchaba por los auriculares, entonces entraba y la hacia asustar, ella se espantaba y después se reía, no dejaba de ser mas chica que yo entonces ambas debíamos amoldarnos a nuestros tiempos y entender nuestras formas.

Adri nos amaba y puedo jurar que a las dos por igual, se fue de casa a los 28 años después de casarse, se enamoró en la facultad de medicina de un compañero y tuvieron un amor muy bonito, casi que podía ver en esa historia, la mía con Soledad, debo admitir que le costo bastante irse de casa, si era por ella habría traído a Cristian a vivir a nuestra casa, pero yo sentía que era momento de que Sole y yo estemos solas, entonces la incentive regalándole la casa de mi madre, mis hermanas estuvieron de acuerdo, se que mi madre hubiera querido que haga eso, de hecho antes de morir me hizo jurarle que jamás iba a cometer lo mismos errores que ella cometió conmigo, yo le dije que se quedara tranquila que ella como pudo fue la mejor madre que a mi me podría haber tocado, 5 años después llego Valentina, la nieta mas hermosa de este planeta, Soledad se sentía demasiado feliz, amaba a Valentina, era la luz de sus ojos pero se moría si le decía abuela, ella todavía era joven para ser abuela, pero a veces se le escapaba y Sole en el fondo se sentía orgullosa por ser su abuela, nosotras no quisimos tener hijos, en verdad la vez que hablamos del tema porque yo sabia que ella era mas chica que yo y le dije que si ella quería que seamos mamas a mi no me molestaría me bajo de un hondazo diciendo que ella ya tenia una hija y esa hija era Adri, también tenia a India y no necesitaba más, no puse resistencia porque me sentía grande para esos trotes.

A pesar de nuestra diferencia de edad, nunca logré sentirla como un impedimento, no me sentía más grande que ella, es más nos sentía iguales porque siempre compartimos los mismo gustos, mi vida a su lado había sido hermosa, la vida que siempre, pero siempre soñé, llena de aventuras, de viajes, visitamos varios paises, nuestro favorito fue México, recuerdo que creí que Sole iba a explotar un día por la cantidad de tacos que comió, pero no exploto por suerte, me gustaba muchísimo cuando viajábamos en familia, íbamos mucho a la playa y siempre venía su papá, pero un día el falleció de un paro cardiaco, me costo bastante sacarla adelante, pero la muerta la tomaba en otra etapa de su vida entonces podía entender, que la muerte era parte de la vida y no paso mucho hasta que volvió a sonreír yo sonreía a través de su sonrisa.

Entre libros y sus ojosWhere stories live. Discover now