Capítulo 6

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Llegue a mi casa, busqué en mi mochila mi celular (hay algo que siempre me gustó y son las mochilas, me fascinan, tengo varias, siempre que puedo salgo con mochila, si es algo formal probablemente me ponga una cartera, pero si fuese por mi andaría de mochila hasta para ir a una fiesta, me fijé si tenía algún mensaje y me llamó mucho la atención lo que encontré, un mensaje de mi madre diciendo que me invitaban a comer el próximo sábado en la noche, para recordar viejos tiempos, me parecía raro, ya que hace mucho no veía ni a mi madre ni a mi padre, ellos no aceptaban mi orientación sexual básicamente, aunque no se tratará de que lo acepten sino de que lo entiendan y ya, pero bueno, el próximo sábado ahí estaré, aún no llegó el día y ya me siento nerviosa, siempre le reproche a mis viejos el que no me hayan dado una hermana, o un hermano, crecer sola es difícil, porque no tenés con quien compartir o a quien contarle tus cosas y yo básicamente no tenía con quien hablar, por eso Micaela se convirtió en mi hermana, ella es mi confidente, mi todo.

Conversación-Celular-WhatsApp

—Hola hija como estas? Nos tenés bastante olvidados, queremos que el próximo sábado si no es mucha molestia vengas a cenar a casa, como en los viejos tiempos, cuando nos sentábamos en la mesa a cenar los tres. Te esperamos y te amamos aunque no lo creas hija.

—Hola mamá estoy bien, gracias, okey el sábado estaré ahí, llevo postre. Un beso.

No quiero parecer fría, pero tampoco quiero que crean que todo está de maravillas, a veces me hacen mucha falta, así que iré a verlos.

Mejor me preparo y me voy a la librería, no quiero llegar tarde, ojalá este Tatiana, la quiero ver, saber cómo sigue después de lo que pasó anoche... en la mañana fue muy cariñosa a decir verdad.

Llegué puntual al trabajo y para mi sorpresa estaba Tatiana y su marido discutiendo por lo bajo claro, cuando me vieron llegar se quedaron callados, el tipo ni me miró, salió como una bala y se fue.

—Hola Sole, ¿Cómo estás?.

Pude notar su voz temblar como queriendo llorar, pero no lo hizo.

—Estoy bien, ¿vos?, ¿en verdad vas a seguir evadiendo esta conversación? es obvio que algo pasa.

—En mi vida está pasando un torbellino pero no importa —dijo agachando la cabeza.

—No quiero sonar repetitiva, pero sabes que puedes confiar en mí y cuando tengas ganas podremos hablar de lo que sea.

—Gracias preciosa, cuando me sienta lista hablaremos ¿si? Gracias por estar...

—Está bien, ahora empiezo a trabajar —le di un abrazo y me fui a ver como iba todo.

Me llamó la atención una chica, que estaba intentando sacar un libro de un estante de arriba, quedó tendida en el piso, varios libros le cayeron en la cabeza, yo corrí a ayudarla, le di la mano para que se levante.

—¿Estás bien?.

—Sí, gracias por ayudarme, no soy alta y quise sacar un libro, que vergüenza, tiré todo.

—No te preocupes, si necesitas algo me pedís ayuda.

—Si necesito algo, saber tu nombre —me dijo sonriendo con picardía.

—Ah qué graciosa, me llamo Soledad, ¿vos?.

—Que lindo nombre, yo me llamo Fiorella.

—Un gusto, ahora me voy a seguir con mi trabajo...

En eso que me doy la vuelta veo que Tatiana no dejaba de mirarnos, básicamente me fulminó con la mirada, pero rápidamente hizo de mirar a otro lado. Volví a mi lugar que era estar en la caja.

Entre libros y sus ojosWhere stories live. Discover now