"Ayuda inesperada" Parte IV

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   Parpadee con rapidez y la luz me dio de lleno en el rostro. No me gusto esa luz. Moví la cabeza con molestia.

- No te muevas... - me dijo una voz suave.

- ¿Qué es lo que...?

- Has tenido un desvanecimiento un poco severo. La quimioterapia no ha avanzado como esperábamos. La leucemia no cede. Se está volviendo agresiva con tu cuerpo... nosotros necesitaremos un trasplante de medula – me dijo la voz.

- ¿Trasplante? – dije débilmente.

- Si – me dijo la voz- en estos momentos tu hermano y tu padre se están haciendo los exámenes de compatibilidad... ________, no quiero asustarte, pero deberemos actuar rápido... tu enfermedad ha sido fulminante. Esperemos que alguno de ellos sea compatible...

- ¿Y si no lo son? – pregunté sin saber si quería escuchar la respuesta.

- Bueno pues... tendremos que buscar algún otro pariente o hasta que alguien que sea compatible quiera donarte algo de su medula... no es tan simple, lo siento ________...

Cuando al fin mis ojos se acostumbraron a la luz, puede ver que quien me hablaba era el médico guapo. Me sonreía y yo trate de devolverle la sonrisa, pero me sentía débil.

- Me siento mareada – dije.

- Si... bueno, son los medicamentos. Lamento eso, pero son necesarios... si todo sale bien, podríamos operarte esta misma noche...

Me estremecí ante la palabra operación, pero supongo que no estaba en posición de quejarme. Nunca en mi vida me había sentido tan mal. Hubiese deseado con fervor que James estuviese ahí, para tomar mi mano y acompañarme... pero eso no era posible. El ya no confiaba en mi ni yo en él. La relación estaba rota. Pero eso no significaba que mis sentimientos por el hubiesen muerto... solo estaban guardados. Esperaba que así se quedaran, por el bien de todos.

- Veré como va todo con las pruebas. Me da gusto que estés despierta, pasaste mucho sin abrir los ojos- dijo casi con anhelo.

- ¿Cuánto exactamente? – Pregunté dudosa...

- Bueno, algo más de dos días... pero la mayor parte ha sido inducida, necesitabas descansar...

Mis ojos se habían puesto a vagar por la habitación y habían tropezado con el imponente ramo de rosas que había en la mesa de noche. Quise preguntar quién los había traído, pero no me salió la voz. Últimamente me había puesto muy cobarde.

- Las trajo un amigo tuyo- dijo el médico, sonriendo- He visto pocas personas tan testarudas como él, pero se nota que es un buen chico. Todas las noches se queda en el hospital... - frunció levemente el ceño.

El corazón me vacilo en el pecho. No me gustaba albergar esperanzas.

- ¿Sabe cómo se llama...?- pregunte, con una fuerte sospecha.

- No, lo siento. Solo sé que habla mucho con tu padre, pero no con tu hermano. Y que me causa estragos entre el personal nocturno. Las enfermeras se pelean por atenderlo...

Ese tenía que ser James. Solo el causaría semejante revuelo en un hospital. Una punzada de celos llameo en mi interior. Maldito hombre sexy.

- ¿Y... ha preguntado por mí...? – pregunte casi con un hilo de voz.

El médico se sonrió.

- Bueno, a mí no, pero creo que a la mayor parte del hospital. Él está más consciente de tus progresos que tu propia familia. ¿El acaso es...?

Lo detuve antes de que lo dijera. No quería ni escucharlo.

- Un buen amigo- mentí – es solo que no me esperaba que estuviera por acá.

- Pues el parece querer ser algo más que un amigo – dijo sonriendo, más de lo necesario- Pero no lo culpo, es más, lo entiendo perfectamente...


Un segundo. ¿Eran ideas mías o el doctor guapo me estaba coqueteando?

Pervirtiendo a James Where stories live. Discover now