"Ayuda inesperada" Parte II

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  Moví la cabeza tratando de sacar esas absurdas ideas de mi mente. James no tenía motivo alguno para venir y estar conmigo, nuestra última conversación había sido definitiva... ¿o quizás no?

Sentí mi corazón latiendo a mil por hora, lo que solo causo que sonara la alarma de mis máquinas de soporte vital. Mierda. Pensé, mientras sentí carreras hasta mi habitación. Guarde la cadena apretándola fuerte en mi mano.

- Señorita, que sucede- casi grito la enfermera cuando entro a mi habitación.

- Yo... no lo sé, yo solo quería aun poco de agua...

La enfermera frunció el ceño al ver que no me estaba muriendo precisamente. Se veía tan contrariada que tuve que morder mi labio para no reírme de ella. No podía contarle que mi pulso acelerado no se debió precisamente a alguna falla multisistémica, sino más bien a una descompensación hormonal. Me avergoncé a morir y mi cara se tornó de un rojo furioso.

- Quizás tenga un poco de fiebre- dijo, poniéndome un termómetro bajo la axila- Volveré pronto con el médico, por favor si necesita cualquier cosa llámenos...

Y salió de la habitación.

Suspire con alivio y me reí un poco. Si el asunto era estar pensando en James lo más probable es que si tuviese unos cuantos grados más en el cuerpo... sobre todo si recordaba nuestra noche en el prado...

Mi corazón volvió a acelerarse. Trate de calmarme porque no quería pasar la vergüenza del siglo con todas esas máquinas mirando mi cuerpo. Cualquier cambio era registrado y sería muy embarazoso explicarle al médico que las grandes altas en mi presión, temperatura y latidos se debían a un poco decoroso recuerdo.

Volví a mirar la cadena, que brillaba en mi mano. No era buena idea ponérmela, pues me la quitarían. Dentro de las cosas de Charlie, también estaba su chaqueta. Me acerque a ella y busque su billetera, para abrir uno de los pequeños cierres y ponerla allí. Charlie estaría siempre con ella y podía sacarla del hospital. Quizás a James solamente se le hubiese caído cuando vino a verme la última vez. Pero eso no era muy probable, además la cadena estaba en mi mesa y no en el suelo. Quizás una enfermera pensó que era mía...

"O quizás el vino a verte" me sacudió mi propia mente. Temí la respuesta a eso, por lo que decidí no preguntar a nadie al respecto... Mi corazón no soportaría que le dijeran que nadie había estado allí. Prefería quedarme con la duda.

Paso un largo tiempo hasta que apareció el médico. El hombre era joven y bien parecido y no parecía realmente ser muy experto. O eso fue lo que creí al menos.

- Buenos días señorita Swan- dijo él, con una hermosa sonrisa

- Buenos días- respondí, algo tímida

- ¿Cómo se ha sentido hoy...? creo que tuvimos una pequeña alza en la temperatura por la mañana... si, y algo de presión alta también...

Me sonreí un poco. Maldito James, causando problemas aun sin estar aquí.

- No sé qué sucedería... quizás fue donde me esforcé en acercarme un vaso de agua...

- Más bien parece un episodio nervioso- dijo él, mirándome con ojo clínico- La idea es que esté tranquila y que no pase ningún disgusto... eso no le hace bien

- No he pasado disgustos- dije serena-

El asintió y tomo la ficha para anotar algunos datos. El doctor era bastante atractivo a decir verdad... pero... ¿qué edad tendría? No pasaba de los treinta, era seguro. Trate de quitarme el médico guapo de la cabeza y pregunte por Charlie, del cual no había sabido nada.

"dq(.AMoví la cabeza tratando de sacar esas absurdas ideas de mi mente. James no tenía motivo alguno para venir y estar conmigo, nuestra última conversación había sido definitiva... ¿o quizás no?


Sentí mi corazón latiendo a mil por hora, lo que solo causo que sonara la alarma de mis máquinas de soporte vital. Mierda. Pensé, mientras sentí carreras hasta mi habitación. Guarde la cadena apretándola fuerte en mi mano.

- Señorita, que sucede- casi grito la enfermera cuando entro a mi habitación.

- Yo... no lo sé, yo solo quería aun poco de agua...

La enfermera frunció el ceño al ver que no me estaba muriendo precisamente. Se veía tan contrariada que tuve que morder mi labio para no reírme de ella. No podía contarle que mi pulso acelerado no se debió precisamente a alguna falla multisistémica, sino más bien a una descompensación hormonal. Me avergoncé a morir y mi cara se tornó de un rojo furioso.

- Quizás tenga un poco de fiebre- dijo, poniéndome un termómetro bajo la axila- Volveré pronto con el médico, por favor si necesita cualquier cosa llámenos...

Y salió de la habitación.

Suspire con alivio y me reí un poco. Si el asunto era estar pensando en James lo más probable es que si tuviese unos cuantos grados más en el cuerpo... sobre todo si recordaba nuestra noche en el prado...

Mi corazón volvió a acelerarse. Trate de calmarme porque no quería pasar la vergüenza del siglo con todas esas máquinas mirando mi cuerpo. Cualquier cambio era registrado y sería muy embarazoso explicarle al médico que las grandes altas en mi presión, temperatura y latidos se debían a un poco decoroso recuerdo.

Volví a mirar la cadena, que brillaba en mi mano. No era buena idea ponérmela, pues me la quitarían. Dentro de las cosas de Charlie, también estaba su chaqueta. Me acerque a ella y busque su billetera, para abrir uno de los pequeños cierres y ponerla allí. Charlie estaría siempre con ella y podía sacarla del hospital. Quizás a James solamente se le hubiese caído cuando vino a verme la última vez. Pero eso no era muy probable, además la cadena estaba en mi mesa y no en el suelo. Quizás una enfermera pensó que era mía...

"O quizás el vino a verte" me sacudió mi propia mente. Temí la respuesta a eso, por lo que decidí no preguntar a nadie al respecto... Mi corazón no soportaría que le dijeran que nadie había estado allí. Prefería quedarme con la duda.

Paso un largo tiempo hasta que apareció el médico. El hombre era joven y bien parecido y no parecía realmente ser muy experto. O eso fue lo que creí al menos.

- Buenos días señorita Swan- dijo él, con una hermosa sonrisa

- Buenos días- respondí, algo tímida

- ¿Cómo se ha sentido hoy...? creo que tuvimos una pequeña alza en la temperatura por la mañana... si, y algo de presión alta también...

Me sonreí un poco. Maldito James, causando problemas aun sin estar aquí.

- No sé qué sucedería... quizás fue donde me esforcé en acercarme un vaso de agua...

- Más bien parece un episodio nervioso- dijo él, mirándome con ojo clínico- La idea es que esté tranquila y que no pase ningún disgusto... eso no le hace bien

- No he pasado disgustos- dije serena-

El asintió y tomo la ficha para anotar algunos datos. El doctor era bastante atractivo a decir verdad... pero... ¿qué edad tendría? No pasaba de los treinta, era seguro. Trate de quitarme el médico guapo de la cabeza y pregunte por Charlie, del cual no había sabido nada.


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