"Creciendo" Parte IV

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Me golpee mentalmente por dejar fluir un poco mis pensamientos Familia. El y yo... ¡rayos! Mi lengua me traicionaba... Me reí con tristeza.


Lo vi acercarse un poco y mirarme.

- _____... por favor... yo te...-
Pero no lo deje continuar. Si decía eso, todo se derrumbaría. No podía escucharlo decir eso ahora. Lo quería con toda mi alma, pero eso lo amarraría a mí. No deseaba eso. Tenía que ser cuando el corazón libre y sin culpas lo sintiese y lo gritara. Ahora, luego de tantos errores y con nuestros corazones con dolor no era el momento. Además, si lo decía, yo me perdería en sus brazos y lo arrastraría conmigo, hacia su perdición.

- No lo digas- me corto- por favor, no lo digas. No lo soportaría.

Vi como mis palabras le dolieron. Por un momento desee mandar la compostura y lo correcto al diablo y solo perderme en sus brazos, decirle que la olvidara a ella y que yo podría darle lo que quisiera... pero eran sus elecciones y yo no era nadie para cambiarlas.

- Yo- dije luego, tratando de romper el silencio incomodo-... no quise interrumpir lo de Tanya y tu... lo siento... -le dije, realmente avergonzada...- no volverá a ocurrir.

- ____ – me dijo despacio.

Los recuerdos me golpearon con fuerza. El no me decía así desde... hacía tiempo. Mi nombre sonaba tan hermoso en sus labios rojos... No me cansaría jamás de escucharlo. Pero no podía hacerme ilusiones. Tenía que dejar mi corazón en paz.

- Esto jamás hubiera resultado James – le dije, tratando de controlar mi voz- Tú lo sabes, yo lo sé. Es mejor que estas cosas hayan ocurrido así...

Ni yo misma me creía las palabras, pero tenía que decirlas. Lo que fuese por darle la libertad a él... y su felicidad antes que todo. Antes que nada.

Luego y para mi sorpresa, el me abrazo. Por un segundo quise retirarme, pero mi cuerpo no respondió. Deje que el tiempo transcurriera lento entre sus brazos, luchando contra las lágrimas. No quería separarme de él, pero debía hacerlo.

- ¿Seremos amigos? – me atrevía a preguntar. Tenía que saberlo.

- No puedo ser tu amigo – me dijo.

Yo suspire algo decepcionada. Supongo que no sería tan sencillo como llegar y empezar a ser amigos de buenas a primeras. En el fondo lo sabía, pero valía la pena intentarlo. Habría que darle tiempo al tiempo

- Está bien- susurre - lo entiendo... yo... lamento todo el daño que te hice... fui una mala persona...

Eso era algo importante que decir. Y no había sido mala persona, había sido pésima. La peor de todas. Y el aun así estaba allí, escuchándome. Y como siempre, el me sorprendió con sus palabras.

- No lo fuiste. Jamás lo has sido. Solo eres tú.

Se me escapó un suspiro al oírlo. Era tan sublime y tan perfecto que eso me demostraba lo inalcanzable que era para mí. Ahora, ya no podía continuar cera de él o me doblegaría. Debía irme o todo lo avanzado se iría por el caño. Me separe de James sin ningún ánimo.

- Yo... tengo que hacer- dije - Debo irme.

- No te vayas – me suplico. El corazón se me encogió.

- Es preciso- dije casi con un hilo de voz y sin mirarlo. Si lo miraba, caería.
La cabeza me daba vueltas y no entendía lo que aquí pasaba. Me enfurecí de pronto por todo. Por mí. Por Tanya. Por él y su amor tan inalcanzable. La pregunta me broto casi sin pensarlo, pero ya era tarde cuando supe lo que dije. Tenía la vana esperanza de que todo no fuese más que un mal sueño.

- ¿Porque te acostaste con ella? –

Y no era una recriminación. Solo necesitaba saber por qué, que era lo que ella le había dado. Quizás fuese masoquista, pero el amor es masoquista. Y yo estaba perdidamente enamorada y necesitaba escucharlo de sus labios. Aunque se me desgarrase el corazón.

- Porque soy un maldito pendejo – lo escuche decir.

Hubiese querido escuchar cualquier otra cosa. Que no era verdad. Que lo habían obligado (ridículo, pero vale) Que no había querido hacerlo o no se... alguna excusa. Pero él no se excuso. Como siempre, se culpo a sí mismo. Mis labios hablaron sin que lo pensara otra vez.

- Pensé que me dirías que no lo habías hecho –dije, casi en un susurro. No supe si me escucho. Me dolió el pecho otra vez. Nunca debí preguntarle nada. Pero seguí hablando. ¿No debería quejarme, verdad? al fin y al cabo eres lo que yo buscaba. Ni más ni menos, con la simple diferencia de que pensé que terminarías siendo para mí. No lo fuiste. Sé que yo me lo busque, pero hubiese deseado que al menos tuviésemos una oportunidad... o algo... Ahora ya es demasiado tarde. Vete con Tanya. Ella es una maldita tanto o más que yo. Ten cuidado. Solo espero que tu novia no salga herida de todo esto.

No tenía control sobre mi lengua. Tenía todo tan claro y ahora la estaba cagando de nuevo. El veneno que llevaba en mi interior se comenzó a deslizar por mi lengua sin que tuviese control. Estaba perdiendo todo mi autocontrol de nuevo.

- Tu bien sabes que no tengo novia. No podría tenerla – me dijo, con cierto timbre de molestia. No lo culpaba.

- Bueno, novias no, ¿pero si amantes? Que interesante-dije con ironía.

Estúpida. Mil veces estúpida. Pero ¿Qué demonios me pasaba? Después de todo el esfuerzo y todo el autocontrol, ahora estaba actuando como una noviecita celosa e imbécil. Felicidades _____ te acabas de ganar el premio a la pendeja del siglo.

- Yo hubiese querido que fueras tú... -

Escuche esas palabras, pero no me creía que las hubiese oído. ¿En realidad había dicho eso? Lo mire asombrada, confusa y... quise besarlo. Abrazarlo y adorarlo por lo que acababa de decir. Pero eso hubiese sido la guinda del pastel.

- Eso no es una excusa y lo sabes. De nada vale. Por favor no hables algo así, me descompone. Yo misma he dado esas excusas y no son más que eso. Excusas. No las quiero.

Trate de que no sonara como si estuviese celosa, sino más bien como que en realidad yo no era nadie para que el tuviese que darme explicaciones. Pero evidentemente, no lo conseguí. Seguía pareciendo una mujer herida. Y lo era, pero no quería que se notara. Ya era tarde de todas maneras.

- ____ – me dijo de nuevo. No, esto no estaba bien. Estaba naufragando. Debía marcharme.

- Adiós James. Espero que esta vez sí podamos hacer las cosas bien. Yo... prefiero tenerte como amigo a no tenerte en absoluto. Aunque me queme en el intento-

Prácticamente hui de allí. Ya se me estaba haciendo una rutina esto de huir de James. Me sentí mal y en la mitad del camino tuve que detenerme a vomitar. Asqueroso.

Me salí del coche y fume un cigarrillo para quitarme el mal sabor de boca. Era increíble cómo me descomponía a nivel físico. Un lagrima rodo por mi mejilla, luego otra más. Me sentí un poco mejor al llorar por lo continué haciéndolo. Llore hasta que el dolor en el pecho fue menos, pero seguía existiendo. Me comportaba como una tonta cada vez que estaba cerca de James.

No sabía si sería capaz de seguir con mi postura de mujer fuerte súper amiga de James. Podría estar con el más seguido y eso, pero no sería capaz de soportar ver como hacia su vida lejos de mí. Era egoísta, lo sé, pero no podía evitarlo. Lo amaba y deseaba estar con él, tanto como alejarlo para que no sufriese daño. Estaba en una maldita encrucijada.

Suspire y apague el cigarrillo, caminando de nuevo hasta mi coche.

Estaba a punto de abrir la puerta, cuando una voz muy familiar me hizo saltar.

- _____ – escuche que me decían-

Me di la vuelta y no podía creer lo que veían mis ojos.

- ¿Qué rayos haces aquí? – pregunte, mientras me sonreían.  


Pervirtiendo a James On viuen les histories. Descobreix ara