"Te odio amor mio" Parte III

1K 49 2
                                    

-¿Qué hice mal?- salió de entre mis labios.

- ¿Somos amigos recuerdas? – gruño él, caminando hacia la cocina.

Claro. Amigos. Mi maldita regla. Me odie internamente.

- Vamos a la cocina- me dijo, con el rostro serio.

Lo seguí como perrito faldero hasta la cocina. Entonces vi que su rostro había cambiado. Ya estaba alegre, como hace unos momentos.

- ¿Sabes hacer comida italiana? – me pregunto.

- Tengo una idea- conteste.

- Vamos, yo te guio- me dijo- pero quiero que tu cocines.

- Está bien- dije yo.

Jamás había cocinado, pero había visto a Emmett haciéndolo. Era increíble, me tenían en la cocina donde yo jamás pensé que estaría.
James me puso un delantal y se sentó en el mesón.

- Vamos esclava, quiero comer algo delicioso-

Sus palabras me enfurecieron otra vez. Parecía que estuviese jugando conmigo y el maldito lo hacía muy bien... y lo peor de todo era que me gustaba. Todo lo que hacía me gustaba y ya parecía una enferma masoquista o algo así... ¿qué es lo que estaba pasando conmigo?

Hice cada cosa que me pidió y me sentí feliz de obedecerlo. El se reía mucho y yo también. Quizá podíamos llevarnos bien, tal vez esto resultara.

Como cocinera yo moriría de hambre. Eso fue un hecho constatado al tratar de hacer comida y conseguir hacer un desastre. Finalmente fue James el que termino cocinando, y yo me dedique a ensuciar todo, sin producir nada que se viese comestible.

James reía y su sonrisa era como bálsamo para mis oídos. Creo que era lo más hermoso que había escuchado. Me burle de él cuando se le ensucio la nariz con salsa de tomates y por más que trataba de limpiarse no lo conseguía. La mancha seguía ahí.

- ¡Pero qué bruto eres!- termine por decirle, exasperada.

- Cuida tu vocabulario conmigo- me dijo sonriendo- o te castigare de nuevo esclava-

- Déjame limpiarte – le dije riendo.

Tome con cuidado un trozo de papel y antes de limpiarlo, se me ocurrió una osadía. Acerque mi boca y le quite la salsa con mis labios. Me aleje un poco preocupada de su reacción, pero vi que tenía los ojos cerrados y no parecía disgustado.

Me miro un momento y creí ver algo distinto en sus ojos. Quede prendada de su mirada. De pronto, todo pareció desaparecer alrededor nuestro y se acerco con lentitud... demasiado lento para mí, pero lo deje ser y no me moví, para asegurarme de que era él quien daba el paso... Y cuando estaba solo a milímetros de mi lo escuche murmurar.

- ¿Hueles eso?-

En realidad yo no olía nada, solo lo veía a él y sus labios, pero ahora que me lo decía...

- ¿Huele a quemado? – pregunte.

- ¡La comida! - grito James separándose de mí de golpe.

No sé porque de pronto comencé a odiar la comida italiana. En serio. Me limpie las manos frustrada (una vez más) y me quite el delantal a tirones. Era increíble lo voluble que se había vuelto mi temperamento con James, en un segundo estaba en el cielo y al otro en el infierno. Lo odiaría a muerte... si no lo amara tanto.

- Vaya, la comida esta arruinada – dijo riendo – ¿Te apetece pizza? – pregunto mirándome.

- No quiero comer, no tengo hambre – gruñí.

- Pero ____, no has comido desde el desayuno- se quejo James – Debes comer.

- En serio, no quiero- dije molesta.

- ¿Y no hay nada que quisieras comer? – pregunto acercándose.

Si me lo preguntaba así... me lo comería a él... Pero bueno, parece que yo no era de su gusto. Estúpido James, con su estúpida sonrisa y su estúpido buen cuerpo.

- No, gracias- dije – estoy a dieta –

- Bueno, yo comeré si no te molesta – dijo.

- Pensé que la comida se había arruinado- dije, picada.

- Claro, por eso es que mandare a pedir pizza- me dijo saliendo de la cocina.

El resto del día paso lento, mientras yo todavía estaba molesta en mi habitación. ¿Cómo podía ser tan difícil, algo que antes se me hacia tan fácil? Nunca jamás alguien se había resistido tanto a mí, ni siquiera el mismo James, pero ahora parecía estar hecho de piedra.

Salí de la habitación, decidida a hacerle unas cuantas preguntas y ver si sacaba algo en claro. Todo esto era muy extraño y no me convencía. Así que mejor lo conversaba con el...

Lo busque en vano, no se encontraba en la habitación ni en la piscina... tampoco en la cocina o en la sala... ¿Dónde podría estar? Dando vueltas por la casa fue que escuche un leve ruido proveniente del baño.

Quizás estuviese allí, pero me extrañaba que lo llamara y no contestara... en realidad me preocupe un poco. Me acerque al baño con sigilo y puse mi oreja en la puerta. No se escuchaba nada, aparentemente, pero de pronto, pude distinguir claramente un gemido. Y no era otra cosa, estaba segura. James estaba gimiendo en mi baño... ¿estaría con alguien?

La furia me lleno por completo y furiosa abrí la puerta del baño de golpe, sin esperar contestación.... Y lo que vi me dejo pasmada.

No estaba con nadie, pero por un momento hubiese querido que así fuera... ¡Por favor que me tragara la tierra!

James estaba de pie en la ducha... ¿masturbándose?

Pasaron varios segundos en que no me vio y siguió con su faena. El se tensaba y pude ver con claridad el marcado torso y sus esculpidos músculos en tensión. El movimiento rítmico de su mano me hizo sentir celos y desee ser yo la que estuviese allí. Sus ojos cerrados me mostraban que estaba disfrutando el momento, y un calor conocido se me subió por las piernas y se me instalo entre ellas.

Lo seguí mirando y me quede pegada en la puerta, estática y asombrada. Fue entonces cuando me vio. James quedo pasmado también y no se movió. Por unos segundos que me parecieron eternos, sus ojos se fundieron con los míos. Pero luego todo paso de golpe y el grito que me lanzo me devolvieron a la realidad.

- ¡_______ Swan! – grito él, furioso y tratando de taparse.

- ¡Ay mi Dios, lo siento mucho! - grite, cerrando la puerta antes de que me diera con un jabón en la cara. Sentí un repentino calor.

En realidad no lo sentía para nada. Eso sería mentir. Había tenido la visión más esplendorosa de James en mi baño. Y eso no se iba a quedar así  

Pervirtiendo a James Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin