56. Equipos y parejas

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—Si —agregó Ukyo—. La lesbiana no está —Se escucharon varias risitas.

—¡Silencio! Primero, no voy a tolerar que se insulte de ninguna forma a nadie presente o no presente, ni tampoco motes despectivos o adjetivos humillantes. Segundo, la señorita Makoto Osaki, cuya orientación sexual tú desconoces y que debería traerte sin cuidado, no participó en ninguno de los incidentes por los que estáis sancionados, así que no estaba obligada a venir. En cuanto a Kyojin Izumi y Ryuko Harukaze ellos no vendrán, ellos fueron víctimas, no culpables, al igual que Himeko Girei, la diferencia es que Himeko si ha venido, por su propia voluntad, porque le apetece y ellos han preferido no hacerlo.

—Vamos a empezar que no podemos perder tiempo —continuó Masashi—. Veréis que pronto comprenderéis todo ¿Quién es el capitán del equipo azul?

Shinobu abrió un sobre del mismo color.

—Sigure, te ha tocado. Toma —Le pasó el sobre—. Nombra a tus chicos.

—Bueno vamos allá. Esto es tan intrigante para mí como para vosotros, yo tampoco se los nombres que hay aquí adentro así que espero que no me deis mucha lata —Sigure sacó una hoja y le echó un vistazo, se acercó a Chikara—. ¿Esto está bien?

—Ha sido el destino —respondió Shinobu.

—¿El ponerlos juntos se debe a algo?

—El destino así lo ha querido —repitió la secretaria.

—En fin, pareja número 1, con la letra A, Nagato. Ven, acércate y con la letra B, Seishiro.

—Bien —interrumpió la directora—. Pues ya tenemos a la primera pareja, desde ahora Nagato será Azul1A y Seishiro Azul1B ¿entendido? Sigure, ponles las pulseras.

Sigure cogió un par de pulseras de color azul y con un pequeño destornillador tocó algo, una pequeña luz parpadeó en las dos pulseras a la vez durante unos segundos. Colocó las pulseras en las muñecas de los chicos, ajustándolas y cerrándolas con algo que parecían bridas.

—Estas pulseras no se pueden quitar hasta que nosotros lo hagamos. Como veis, solo se pueden quitar rompiéndolas, es inútil que lo intentéis de otra forma.

—¿No os estáis flipando mucho? —dijo sarcástico Nagato.

—Sí, mucho y desde ahora Seishiro va a ser tu sombra y tú la suya. Vosotros no os lleváis del todo bien ¿no? Anda un poco para allá Seishiro, aléjate —Seishiro anduvo unos pasos—. Vamos, un poco más, hasta que esto pite, así comprobaremos cómo funcionan.

El chico siguió andando hasta de que, sorprendiendo a todos, un agudo pitido comenzó a sonar preveniente de las dos pulseras.

—Si te alejas un paso más os dará un calambrazo muy desagradable —aseguró Masashi.

—¿Seguro? —Retó Nagato—. ¿No lo diréis solo para meternos canguelo?

—Da un paso hacia atrás —dijo Sigure sonriendo—, si es que te atreves.

Nagato así lo hizo, tanto él como Seishiro dieron un salto al sentir aquella descarga. Lo que salió por boca de ambos no fue precisamente bonito.

—Lo siento chicos —habló Chikara—, os ha tocado por ser los primeros.

—Tomad —Sigure les dio una chapas de color magenta marcadas como 1A y 1B—, para que todos sepan quienes sois. Y ahora esta pañuelo, ponéoslo dónde queráis pero que sea en un lugar visible. Coged cada uno una mochila de vuestro color, si os dais cuenta las hay de dos tipos, unas tienen una banderita y otras no, coged una de cada, son vuestra tienda y sacos de dormir entre otras cosas.

Con sabor a mandarinaWhere stories live. Discover now