44. La primera trampa

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Kamui se había sentado apoyándose en un árbol, se sentía un poco prisionero porque Yuri y Momoka se habían dormido cada una a un lado suyo y no sabía por qué se consideraba algo culpable de que hubiesen bebido aunque tampoco entendía por qué tenía que ser responsable de esas chicas solo porque las dos se pegaban a él continuamente.

A cierta distancia de ellos, Ukyo llamaba la atención de Ginta.

—¿Recuerdas lo que hablamos el otro día?

—¿Lo de los petas?

—Chisst, tío no hables tan alto. Ven, vamos ahí, al bosquecillo ese.

Se dirigieron a una zona algo apartada que, al contrario que donde habían comido, que era una zona desprovista de árboles, allí la vegetación, árboles, arbustos y matorrales eran abundantes.

—Como somos colegas y hoy te has portado en el partido creo que te mereces esto —Sacó una bolsita de plástico transparente, entro se podía ver algo como una piedrecita e color marrón oscuro—. Toma, obsequio de la casa.

—Tío ¡Esto es una china!

—Ya, pero no digas por ahí que te la he regalado, la gente pensaría que tengo preferencias, ya sabes.

—¿Pero de veras me la das? ¿Y no me pides nada?

—Que no tío, que te lo mereces, hoy te lo has currado.

—Pero yo no sé si...

—¡Joder, no seas capullo! ¿Cuántas veces crees que te van a dar algo así? ¡Cógelo y calla!

—Pero es que...

—¿Es que, qué? Tío, te estoy dando un regalo porque me caes dabuti. Fúmatelo a mi salud, tronco. Mira, además te voy a dar unos papelillos y toma, un par de cigarros, ya que se da algo hay que darlo completo.

—Gracias, tío ¡No veas como te enrollas!

—Si —Ukyo puso su brazo en los hombros de Ginta—. Por cierto, ¿Tú podrías hacer un favorcillo a un colega?

—¿Qué favor?

—No es para mí, tío, es para un colega, me tiene preocupado, porque yo soy un tipo legal ¿sabes? Mis colegas son colegas a muerte, tío, a muerte, por mis colegas lo que sea, tu solo dime si tienes un problema y allí estará el Ukyo para ayudarte.

—¿Y que le pasa a tu amigo?

—Pues que se ha enamorado. Se ha colado por una piba y está como tonto, anda como ido, no come, ni bebe, me tiene mosqueado.

—¿Y cómo le puedo ayudar yo?

—Pues es que la piba es una amiga de tu hermana y ya te puedes imaginar, no hay forma de entrarla. Es muy duro estar enamorado y no poder si saludarla, tiene que espiarla a escondidas, es muy fuerte.

—Me imagino ¿Quién es tu colega?

—El Jiro. Tiene pinta de bestia pero en el fondo es un buenazo y un romanticón, se pasa el día escribiendo por las paredes el nombre de la chica, es triste, tío, por eso yo pensé que si pudiera hablar unos minutos con ella, solo un momento, seguro que se anima un poco.

—¿Y quién es ella?

—Mira es la niña de los ojos que parecen dorados, la bajita, esa que siempre va con tu hermana, la más calladita.

—¿Ryuko?

—Sí, eso, Ryuko es como se llama, se me había ido. Si pudiera hablar con ella seguro que se animaba.

Con sabor a mandarinaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt