55. Besos

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Jisei era una persona muy empática quizás por el hecho de ver las auras y los sentimientos, porque puede que nadie creyese eso de las auras pero lo que si era innegable es que "sentía" los sentimientos de los demás, los percibía. Nadie como ella era capaz de darse cuenta de la alegría y el sufrimiento de quienes le rodeaban y eso sería por algo, quizás su capacidad de empatizar con los demás fuera muy superior a la de cualquier otra persona. Todos sabían que Jisei era capaz de "atravesar" la apariencia de cualquiera y leer sus sentimientos.

Durante la discusión que habían tenido Akane y Akira, Jisei se sintió aprisionada en aquella tormenta de sentimientos entre ambos, ella, que sentía la alegría y tristeza de las demás personas, si se concentraba podía sentir como propio cualquier sentimiento, ahora había cometido ese error y encogida de dolor intentaba controlar sus lágrimas. Xu-Xu se acercó a ella y silenciosamente le ofreció un pañuelo de papel. Jisei lo cogió y con un movimiento rápido se abrazó a Xu-Xu ahogando el llanto en su hombro. Xu-Xu la apartó del grupo que miraba a través de la enorme puerta.

—Es horrible —sollozó Jisei—. Nunca he visto tantas emociones a la vez, pena, dolor, rencor... No puedo Xu-Xu, no puedo asimilar tanta intensidad, en ellos todo es exagerado, han estado tanto tiempo guardándose lo que se sentían que ha crecido y crecido...

Karura las miró, ella no era tonta, esa no era una discusión solo por una obra, sentía una gran pena por Akira, ella no vería las auras pero veía el sentimiento de dolor en los ojos de Akira ¿cómo podría ayudarle? Se acercó a ellas.

—Jisei ¿que le pasa a Akira?

—Nada, no es nada... solo discuten por qué representar, Akira quiere que se haga una especie de función de circo y Akane prefiere un musical.

—¿Por esa tontería se ponen así? ¿Me tomas por tonta?

No iba a discutir con Jisei, al fin y al cabo ella había resultado la pieza que incordió y estropeó lo que parecía una bonita historia. Lo que más le extrañaba era que Akane no la hubiese cogido manía.

Cuando aquella discusión hubo terminado y Akane regresó al gimnasio todo volvió a la normalidad, nadie, salvo sus amigos más íntimos y Kamui parecían dar importancia a aquel incidente. Quizás estaban demasiado acostumbrados a sus continuas discusiones, ésta había sido más intensa, cierto, pero nada más; había que tener en cuenta que ahora se los obligaba a colaborar juntos y seguro que, conociéndolos, era una tontería. Al verla entrar y acercarse a donde estaba Akira, todos se sentaron en el suelo siguiendo los movimientos de Sigure, dispuestos a escucharles.

—Siento esta interrupción —habló Akane—. Lo siento Sigure, ya sé que los directores no debíamos discutir delante de todos, que estropeamos el ambiente y desorientamos a todo el mundo pero es que me he puesto muy nerviosa.

—¿Está todo bien ya? —preguntó el profesor.

—Sí, ya está todo bien.

—Estupendo. Tienes razón, no es bueno que discutáis delante de los que tenéis a vuestro cargo, hace que se sientan inseguros, es como si papá y mamá discutiesen delante de sus hijitos, pero también es bueno que descargues esos nervios.

—Vamos a decir las opciones que tenemos —continuó Akane—. Recordad que de momento es eventual, que tenemos que hablarlo entre todos y que a todos se os va a tener en cuenta.

—Vamos a empezar por las propuestas que nos ha pasado Takumi —habló de improviso Akira sorprendiendo a Akane—. Son menos y terminamos antes. He pensado que podríamos reducirlas a dos, si acaso tres.

Akane giró rápidamente la cabeza y le miró perpleja.

—Es eso ¿no, Akane?. De momento vamos seleccionando varias opciones.

Con sabor a mandarinaWhere stories live. Discover now