30. El partido de las semifinales

25 8 3
                                    

Era el sábado por la mañana. Akane y Sumire fueron las primeras en llegar al lugar donde les recogería el autobús para ir al partido.

—¿Cuándo te van a quitar eso? —preguntó Akane mirando la venda de su compañera.

—El martes, pero mira, ayer, Akira me puso esta venda ¿a qué hizo un buen trabajo?

—Bueno es una venda tampoco necesita ser ingeniero para ponerla.

—¡Es más majo! Si no llega a ser por él todavía estaría por ahí ¿Tú sabías que escribía canciones? ¿Y que escribe? ¡Y escribe unas cosas tan bonitas! Yo creo que le gusta alguien.

—Pues mira que bien.

—¿Le has visto con el pelo suelto? Mira estaba todo mojado y... ¡ay! Mira, se me ponen los pelillos de punta.

—¿Tanto miedo da?

—Y luego me bajó en brazos y olía a coco.

—¿Es cosa mía o te gusta Akira?

—No, no me gusta, bueno si, pero no, no me gusta de gustarme, me gusta de... es que... ¿le has visto fumar?

—¿Tú estás muy mal, no? ¿No pillarías frío ayer? A lo mejor tienes fiebre.

—Pero él no me gusta, me gustaba lo que hacía ¿Y a ti como te fue con el Kaguya?

—No me hables, me escribió una cara.

—¡Una carta! ¿Y qué te decía? ¿Era romántica?

—Pssst, era la carta de un chico, tampoco esperes mucho.

—Eso es porque no has leído lo que escribe Aki.

—Te tiene tontita ¿eh?

—¡Sumire concéntrate! —se dio una torta a sí misma sorprendiendo a Akane.

—¿Por qué te pegas?

—Es que me entran malos pensamientos.

—¡Akane! ¡Sumire! ¡Hola! —gritaban casi al unísono Kenshi y Nowaki.

—¿Listos para ganar? —preguntó Sumire.

—¡Vaya que sí! ¡Se van a enterar, ya lo veréis!

—¡Venimos con una energía increíble! —Kenshi se paró delante de Akane y la miró interrogativo.

—¿Tengo algo raro? —inquirió la chica.

—¿A ti te gusta besar?

—Esto, Kenshi —interrumpió Sumire—, entonces ¿Has dormido bien? Es importante que estés descansado.

—¿Qué opinas de los besos? —Kenshi la ignoró—. ¿Te gustaría besar a alguien?

—¡Mirad, ya viene gente! —volvió a interrumpir Sumire.

—¡Eh, chavales! —gritó Nowaki haciendo ostentosos gestos.

—¿Qué le pasará a este con los besos? —murmuró Akane a Sumire.

—Es la emoción del partido, a lo mejor si mete un gol le pide un beso a Xu-Xu ¡Quien sabe!

—¡Akane, hermanita! —Un chico de unos 14 años, con el pelo naranja, se acercaba corriendo.

—Mira, el que faltaba.

—¡Hola! ¡Ya he llegado!

—¿Has recogido todo? Le preguntó Akane con gesto serio.

Con sabor a mandarinaWhere stories live. Discover now