21. Acción y reacción

41 9 9
                                    

Akira bostezó estirándose, luego flexionó su cuello varias veces y volvió a colocarse en su posición favorita: apoyando los brazos y la cabeza sobre su pupitre. Era muy temprano.

A pesar de la hora tan temprana, Kyojin ya estaba comiendo un aperitivo. Más atrás, Suo dibujaba en silencio. No había nadie más en clase.

La puerta se abrió ruidosamente.

—Lo siento, Suo —Irrumpió en la clase Jisei—. ¿Llego muy tarde?

—Ya he limpiado yo —contestó el chico sin inmutarse.

—¿Ya? Pero...

—No te preocupes no llegas tan tarde —Sonrió—, además Kyojin me ha ayudado.

—Se me había olvidado por completo que le cambié el turno de limpieza a Hisoka.

—Eso te iba a preguntar —comentó Kyojin—. Ya te tocó la semana pasada.

—Es por lo de la sanción de Hisoka, como le han expulsado tres días de esta semana me pidió cambiar los turnos. ¿Y vosotros dos qué hacéis aquí tan temprano? —preguntó mirando a Kyojin y su, al parecer, dormido compañero.

Ryuko y Akane entraban por la puerta.

—Akira quería llegar antes que Yuri.

—¿Antes que...? ¡Anda es verdad! Es que con el jaleo de Akane no os lo he contado.

—Hola, Ryuko. —Kyojin la sonrió abiertamente— ¿Has dormido bien?

—Hola, Kyojin ¿Cómo estás? —contestó la aludida—. Buenos días, Suo.

—Buenos días, Akane —se oyó hablar perezosamente al chico que dormitaba cuando sintió a su compañera pasar al lado de su mesa—. Hoy estás extrañamente silenciosa.

—Buenos días a todos —saludó ésta.

—¿Cómo sabía que era Akane? —preguntó Ryuko—, si está dormido.

—La reconocerá por el olor —comentó Jisei con cierto soniquete y se echó a reír.

—¡No me hables de olores! —gruñó Akane.

—Bueno ¿Y qué pasa con Yuri? —interrogó Ryuko.

—Pues por lo visto fue cuando salisteis de la exposición, cuando nosotras nos acercamos para hablar contigo, así que no lo vimos, solo vimos "los daños colaterales".

—¡Hombre! —exclamó de repente Kyojin—. ¡Buenos días Kamui!

Todos menos Akira, que seguía dormitando, miraron hacia la puerta, allí quieto, mirando seriamente a Akane, estaba el mencionado.

—Perdón —Se oyó detrás de él—. ¿Nos dejas pasar?

Sumire asomó la cabeza.

—¡Ya hemos llegado! —dijo alegremente.

Kamui se movió dejando pasar a Sumire y a Karasu.

—¡Pues ya habéis tardado! —se quejó Jisei—. Se supone que veníais en moto.

—Es que hemos llegado tan pronto que Karasu me ha estado enseñando los trofeos.

—¿Qué trofeos? —Jisei le miró de reojo.

—Los del instituto, bruja, no seas mal pensada —respondió algo burlón Karasu.

Kamui seguía allí, quieto.

—Jo, Kamui —le dijo Sumire—, que ojeras más horribles tienes ¿Has dormido mal?

Akane por su parte trataba de actuar con naturalidad, colocando sus cosas.

Con sabor a mandarinaWhere stories live. Discover now