Capítulo 24 - DALÍ

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—Nunca había entrado a esta zona —confesó finalmente—, honestamente pensaba que ustedes se la pasaban en bibliotecas estudiando.

Alex empezó a reír.

—Precisamente por eso es que crearon este lugar, para cuidar nuestra salud mental.

Ellos tuvieron que dar un par de vueltas antes de encontrar un lugar donde estacionar. Jamás se habría imaginado que aquella zona fuera tan concurrida, pero habían varios autos de lujo estacionados en partes bastante oscuras, o era muy seguro por allí o se habían arriesgado a un robo para poder ir a celebrar.

—Esta zona está vigilada —dijo Alex cuando abrió su puerta para ayudarla a bajarse—. Quiero que conozcas un bar a donde voy seguido. Está lleno de pinturas y obras de arte… De hecho yo he realizado algunas.

Sara sonrió al comprender su entusiasmo y permitió que la llevara de la mano. A pesar de que era una zona muy concurrida, la música era tranquila y quienes iban a reunirse allí vestían hasta trajes ejecutivos y se reunían en grupos a hablar y tomar algo. Cuando llegaron al lugar, Sara sintió un déjà vu, aunque no por haber estado allí antes, era por el nombre del lugar. El bar se llamaba ‘Dalí’ y eso le recordó a Valeria y a todo lo que había tenido que pasar antes para fingir frente a Alex que era una persona culta. Mientras Sara admiraba un mural lleno de mariposas y figuras extrañas, se sintió tranquila de poder sólo disfrutar del lugar sin preocuparse por actuar.

Al parecer Alex era bastante conocido allí, al entrar varias personas lo saludaron por su nombre, pero nadie la detuvo o se percató de que ella era menor de edad. La entrada de Dalí era como un mini túnel con pinturas hasta en el suelo, todas llenas de color y una parte con firmas y mensajes de varias personas y en varios idiomas. Al salir del túnel la golpeó esa sensación de estar entrando en otra dimensión, allí el lugar era muy grande, lleno de mesas, gente reunida y pinturas por toda las paredes. En una esquina había una tarima donde había una joven tocando guitarra, era un ambiente muy cálido a pesar de que un molesto olor a cigarrillo era el aire puro que se respiraba allí.

Alex la llevó a una mesa vacía y él mismo movió su silla educadamente para que se sentara.

—Hola, Al. ¿Lo de siempre? —preguntó un joven que iba vestido como todos los demás, pero quien al parecer era el mesero.

—Por supuesto, Sergio —lo saludó Alex—. Mira te presento a Sara, mi novia.

—Hola —Sara le ofreció la mano algo nerviosa tras haber escuchado a Alex presentarla por ese término. Sergio, por otro lado, estaba sonriendo ampliamente.

—Wow ¿De dónde la sacaste? ¿De Miss Universo?

—Algo así —Alex la miró—. ¿Quieres cerveza o algo más fuerte?

Al escuchar la pregunta lo primero que se le vino a la cabeza fueron las fotos con las que habían intentado chantajearla y por las que sus papás habían tenido que pagar a esa revista para evitar el escándalo, luego vio la imagen de Tomás y la promesa que le había hecho. No podía hacerlo, pero mientras Alex y su amigo la miraban, Sara se prometió a si misma que sólo sería un poco.

—Por ser la más bella de este lugar, para ti va gratis —dijo Sergio antes de ir por el pedido.  

—Voy a tener que traerte más seguido, así nos puede salir todo gratis —comentó Alex, pero Sara apenas y lo escuchó, ahora toda su atención estaba en la chica que estaba cantando en vivo. Tras ella había un mural gigantesco con varias imágenes formando un collage.

—Dijiste que habían tuyas ¿Cuáles son? —preguntó  distraída.

—¡Ah, sí! —Exclamó Alex—. Mira, atrás de la tarima, todos esos garabatos en la pared los hice yo—  dijo orgulloso.

AtrapadaWhere stories live. Discover now