Capítulo treinta y ocho| Desde otro punto de vista.

60.9K 3K 429
                                    

Kyara

Nea y yo mirábamos las estrellas acostados en la arena, ya había pasado una semana de aquella fiesta del horror, pero Nea y yo habíamos ido a esa playa varias veces.

— ¿Sabes?, empezamos demasiado mal — murmuro Nea.

Lo mire: — ¿De qué hablas?

El giro su cabeza y me miro: — No debí secuestrarte ni mucho menos golpearte...

Volví a mirar al cielo: — Tienes razón, tenemos una relación enferma

— He pensado en tomar terapias, me gustaría terminar de sanar las heridas del pasado.

— Es buena idea.

— Pero tengo miedo, no es algo común que personas como yo hagamos eso.

— Rompe la rutina, serás el primero, y eso es genial.

— ¿Tu me apoyarías?

Lo mire y él también a mi: — Por supuesto, siempre estaré para ti.

Él suspiro: — Te hice tanto daño, y no entiendo porque sigues aquí.

— Muchos dirían que soy una masoquista, y lo soy, pero nadie decide de quien enamorarse, estoy segura que las personas que más me critican están peor que yo. — Volví a mirar al cielo.

Nea suspiro: — Tu deberías de tomar terapia conmigo, ambos tenemos que curar nuestras heridas.

Reí: — Eso suena bien, deberíamos de sanar nuestras heridas antes de comenzar algo.

— Mírate, toda una filósofa. — Bromeo. — Entonces, ¿iremos con un psicólogo?

— Iremos a psicología. — Afirme.

Él me jalo con la mano, me senté con las piernas a un lado de las suyas y lo mire: —  Gracias por todo. — Dijo sonriéndome. Un frío aire de película movió mi cabello.

— No es nada, los 'gracias' solo aparecen cuando haces un favor, y yo a ti no te lo estoy haciendo, no lo siento como favor porque lo hago con gusto. — Beso mis labios.

— No todos lo ven así.

— Yo no soy todos, a mi me gusta esto y la puta sociedad se puede ir a la mierda, todos deberíamos de aprender a respetar las decisiones de los demás por más ridículas que parezcan.

— Como que hoy estas muy filósofa ¿no? — río.

Reí: — No, solo estoy de buen humor.

Nos besamos, Nea metió sus manos debajo de mi blusa, cuando estaba por quitarla las gotas de lluvia cayeron en nuestros cuerpos: — Genial. — Dijo mirando al cielo.

Más gotas cayeron, nos pusimos de pie: — Vamos al mar. — Dije riendo.

— Kyara, estas loca, el mar con la lluvia no es buena combinación.

Lo tome de la mano y lo comencé a jalar: — Solo vamos.

Nea suspiro y ambos corrimos tomados de la mano hacia el mar, las gotas de lluvia ahora eran más, nuestra ropa mojada era incomoda, pero nosotros reíamos como si nada.

Nea me acerco a él, su respiración agitada me hizo estremecerme, rodeo mi cintura con sus brazos y me alzó haciéndome enredar mis piernas en su cintura, me acomodo de tal manera que nuestros labios se rozaran para finalmente besarme en medio de la lluvia.

[...]
(Un año después)

Un año más había pasado, tal y como Nea lo había dicho, fuimos al psicólogo, tomamos terapias juntos y algunas veces solos, hicimos actividades y bueno, no es como si mágicamente hubiéramos sanado, pero ahora estábamos más... Ligeros.

En este año no ha pasado mucho, Nea sigue trabajando dando de que hablar al mundo entero, tomamos terapias y nos mudamos a un pequeño pueblo para poder vivir tranquilamente alejados de la estúpida sociedad, desgraciadamente a Nea se le dificultaba hacer sus trabajos y decidimos volver a la enorme urbanización. Justo ahora íbamos en auto de vuelta a nuestra vieja casa.

A penas llegamos bajamos del vehículo y entramos a a casa.

— Sigue bien conservada — comente mientras miraba la sala.

— He pedido que la limpien. — Dijo Nea mientras me abrazaba por atrás, — ¿sabes que falta aquí? — pregunto.

— Hmm, no...

— Un hermoso niño — respondió, me gire y lo mire.

— ¿Hijo?

— Si, un niño, ¿recuerdas que queríamos adoptar?

— Si, pero... No lo se.

— Kyara, a nuestros doce perros les hace falta un niño.

Así es. Adoptamos doce perros, todos callejeros, perro que veíamos en la calle perro que adoptábamos, suerte que en el pueblo no había muchos.

— Si, tienes razón — cerré los ojos e inhale profundamente. — Necesitamos un hijo, pero solo uno.

Nea me abrazo y beso mis labios: — Solo uno. — Respondió para volver a besarme.

— Pero no ahora — dije mientras respirábamos con normalidad, — necesito tiempo, ¿esta bien?

Nea cerro sus ojos, respiro y los abrió: — Esta bien, pero no te tomes mucho tiempo — sonrió.

— Esta bien. — Nos volvimos a besar.

Al Lado Del MafiosoWhere stories live. Discover now