Capítulo treinta y seis| Esto ya es costumbre.

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Nea

Y ahí estaba yo, solo como un perro en un bar peligroso, jamás me perdonaré haberle dicho esas horribles palabras a Kyara, es mentira, es más de lo que yo merezco, pero los celos me controlaron, el solo imaginarla con alguien más me mata... La amo y es lo único bueno que tengo en esta vida.

Siento una mano en mi hombro, alzo mi vista y es la misma mujer por la que peleamos Kyara y yo.

- Tu eres el de la esposa loca, ¿verdad?

Estaba yo ebrio pero no imbécil: - ¿Esposa loca?

- Si, la que estaba gritando hoy en la calle.

- Oh, si, ella es mi esposa, pero ¿sabes?, él único que puede decirle loca soy yo. - Dije molesto.

- Oh, disculpa... Cambiando a un tema más interesante... Hoy me di cuenta de como me mirabas, - la mire sorprendido. - No te preocupes, no me molesta, al contrario, me halaga que alguien tan guapo como tu me mire.

- Mmm.

- Se que tu eres el famoso Nea Balboa "El Invisible", y sigo sin poder creer que de verdad estés con esa colegiala tan fea... Es muy poca cosa para ti...

Fruncí mi ceño molesto, ¿quién era ella para hablar hací de Kyara?, de mi abuelo aprendí a defender a la familia: - Si solo veniste a insultarla mejor vete.

Ella río: - Hey, tranquilo, yo solo venia a ofrecerte diversión. - Dijo coqueta, se acercó a mi oído y me susurro: - Yo si puedo darte lo que tu intento de mujer no puede.

Y eso fue lo último que necesitó para salir de quicio. Me puse de pie y saque mi pistola: - ¡Ya cállate! - Y dispare.

Su cuerpo cayo al piso y fui observado por todos, no me importo y salí del lugar como si nada.

[...]

Kyara

Salí de darme un baño,busque mi ropa y me la puse. Me recosté en la cama y suspire, me hice bolita y comencé a llorar.
Probablemente Nea debe de estar acostándose con alguna tipeja y yo aquí, llorando con dolor.

- Kyara... - Dice Nea entrando. Rápidamente me seco las lágrimas.

- ¿Qué quieres?, ¿ya te terminaste de acostar con alguna puta?

Él se sentó a mi lado: - No me acosté con nadie, solo salí a tranquilizarme.

- Aja, te creo.

- Como quieras, yo solo venia a arreglar las cosas. - Se puso de pie y se fue de la habitación.

[...]

Salí de la habitación para desayunar.
Entre a la cocina, Nea ya estaba sentado comiendo. Jale una silla y me senté, me serví comida y comencé a comer.

- ¿Sigues enojada? - pregunto Nea sin mirarme.

- No. - Respondí casi ignorándolo.

- Ok. - También me ignoró.

Los dos seguimos comiendo, al terminar, Nea se puso de pie y se fue. Una lágrima se resbalo por mi mejilla, la seque y seguí comiendo.
Cuando termine camine a la habitación, ya me encontraba más tranquila y ahora si podría hablar como una persona civilizada con Nea.

La puerta estaba entreabierta, iba a entrar pero la conversación de Nea me quemo la sangre.

- Gracias Kimberly, tu siempre estas disponible para mi dosis sexual... Si, entonces nos veremos... Al rato.

Entre aventando la puerta: - ¡¿Irás con esa perra?! - Pregunte gritándole.

- ¡Si!, ¡Ya que tu no me cumples como mujer tengo que buscar a alguien más!

Y ahora si no pude controlar mis lágrimas: - ¿Para ti solo soy tu juguete sexual? - Pregunte dolida.

Él me miro sin ninguna expresión en el rostro: - No, eres más que eso... Perdón Kyara.

- ¿Perdón por qué?

- Por todo... Por ser te infiel, por gritarte, por ser un maldito celoso posesivo, por ser un agresivo de mierda, por todo...

Como no sabia que responder me aventé a sus brazos y lo bese, él inmediatamente me correspondió y puso sus manos en mi cintura.

Segundos después comenzó a besar mi cuello con deseo mientras yo acariciaba su cabello. Rápidamente quito mi blusa y yo quite su playera, con pasos rápidos caminamos a la cama, él me aventó suavemente, me miró con deseo y se desabrocho los botones del pantalón.
Se los quitó quedando en bóxer y se subió encima de mi.

- Eres simplemente hermosa Kyara. - Murmuro mientras besaba mi cuello.

Desabrocho los botones de mi pantalón y poco a poco lo fue bajando hasta dejarme solo en ropa interior.
Continuó besándome pero en un momento de descuido me coloque encima de él.

- Hay que cambiar la rutina. - Dije mientras besaba su pecho, Nea sonrió.

Él colocó sus manos en mi cintura y comenzó a acariciarla.

[...]

Nea y yo intentábamos controlar nuestras respiraciones agitadas. Me acomode en su pecho y Nea puso su mano debajo de mi cintura para poder abrazarme mejor.

- Eso e-estuvo g-genia-al. - Dijo Nea con su respiración un tanto agitada.

- Lo se.

- Eres hermosa.

- Halagame con algo que no sepa. - Bromeé.

Nea río: - ¿Aún seguiremos en Alemania?

- Yo digo que ya debemos de viajar a otro país.

- Sus deseos son ordenes mi preciosa reina. - Beso mi frente.

- Aún no te perdono el golpe, me dejaste la mejilla morada. - Dije un poco molesta.

- Lo siento, no supe controlarme.

- No importa... Pero ya controlate, yo no quiero vivir toda mi vida con alguien que me golpea, el que sea mujer no quiere decir que deba dejar que me golpeen. - Dije seria.

- Lo se, creemé que lo se.

- Y de que te sirve saberlo si no haces nada para cambiar.

- Lo intentaré, no quiero perderte.

- Eso espero. - Lo abrace por la cintura.

- Te amo Kyara.

- Yo también te amo mi Nea.

Al Lado Del MafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora