Capítulo ocho| No es tan malo.

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Kyara

Vamos en el auto de Nea y ninguno de los dos ha dicho nada. Son alrededor de las cuatro de la tarde según el reloj del auto.
Llegamos a una casa hermosa. Nea y yo salimos del auto, intento caminar rápido, pero el cuerpo me esta matando. Nea parece notarlo ya que camina más despacio.

Entramos a la casa y es más hermosa por dentro. Nea me indica que suba las escaleras, intento ignorar el dolor de mi cuerpo pero me es casi imposible.
Me guía hacia una habitación algo grande, en la cama veo que hay un conjunto deportivo que consiste en un pantalón y en una chaqueta color gris, también hay unos tenis deportivos blancos.

— Báñate y ponte esa ropa. — Nea sale de la habitación.

Comienzo a quitarme la ropa con bastante dificultad ya que el cuerpo me duele bastante.
Me dirijo al baño, trato de bañarme lo más rápido posible, cuando termino me pongo una bata blanca y al salir veo un espejo, me acerco y me miró, puedo ver los terribles moretones que hay en mi rostro.

Al salir me pongo primero la ropa interior blanca, comienzo a huntarme la crema que se encontraba ahí cuando alguien toca la puerta.

Nea pasa y me queda mirando: — Vengo a ayudarte a poner la pomada.

Se acerca y comienza a ponerme la pomada en la piel, me muerdo mi labio inferior para no soltar gemidos ni lágrimas de dolor. Cuando Nea termina se va.

Me termino de arreglar y me maquilló tratando de que los golpes se vean menos.

[...]

Cuando salgo de la recámara bajo a la sala sumamente despacio y veo a Nea acostado en un sofá.

— ¿Quieres ver una película? — No se que decir, tengo miedo.— Iremos al cine.

[...]

Llegamos a un restaurante, comemos y vamos al cine.
No he hablado con él durante la función y cada vez que hacia algún movimiento me ponía alerta y mi cuerpo temblaba de miedo.

— Oye, trató de ser amable contigo y tu me ignoras... — Dice molesto. Nea me agarra suavemente del brazo. — Se que tienes miedo y debes tenerlo, pero cariño, vas a estar junto a mi por un largo tiempo, algún día tendrás que hablarme.

Aprieto mis labios para no responderle mal: — ¿A dónde vamos? — Por fin habló.

— ¿A dónde quieres ir? — Me pregunta y me toma de la mano. — Iremos a donde tu quieras ir.

— ¿Por aquí hay una playa?

— Hay una laguna, es hermosa.

— Entonces ahí quiero ir.

— Entonces ahí iremos preciosa.

[...]

Llegamos a una laguna hermosa , puedo ver la puesta de sol.
Entonces recuerdo cuando Janell y yo íbamos a la playa o cuando enterraba a mi papá en la arena, pero prefiero alejar esos pensamientos de mi antes de ponerme a llorar.

— ¿Tienes familia? — Le pregunto para distraerme.

— Pues claro que tengo. — Me dice sonriéndome. —  Tengo un papá, una mamá, un abuelo...

— ¿Cómo es que terminaste siendo un mafioso?

— Mi bisabuelo empezó esto, yo solo estoy prácticamente obligado a seguir el negocio familiar.

— ¿Te gusta hacer esto?

— Hmm... — Piensa su respuesta. — Se podría decir que si.

— ¿Y no te gustaría salirte?

— No, y aunque quisiera no podría, no es tan fácil, pero ya te he hablado sobre mi ahora tu hablame de ti.

— ¿Qué quieres saber de mi?

— Tu familia, la escuela, tus amigos...

— Pues tengo un papá genial y muy celoso, una mamá muy cariñosa, voy o bueno iba a la universidad, mi mejor amiga se llama Janell y la otra, no tan cercana se llama Mariell, era increíblemente popular. — Comento con entusiasmo.

— ¿Por qué solo dos amigas?

— Son las únicas con las que puedo contar en especial con Janell, ella me cubrió para que yo fuera a la fiesta en la que fui secuestrada... — Digo decepcionada y bastante arrepentida.

— Eso es muy trágico. — Dijo burlón.

— ¿Tu alguna vez fuiste a la escuela?

— Si, termine la preparatoria,mi madre quería que estudiara la universidad pero preferí seguir con el negocio familiar... — Nea se para y se comienza a quitar la ropa, yo solo lo miro asustada. — Tranquila, no te violare... — Dijo riendo.

Después de que Nea se terminara de quitar la ropa camino a la laguna.

— Nea, esa agua debe de estar helada...

— Perdón señora amarguras. — Dijo burlón mientras entraba a la laguna. — Ven...

Comencé a quitarme la ropa lentamente a causa del leve dolor de los golpes hasta que quede en ropa interior. Camine hacia la laguna y me sumergí, como lo predije; el agua esta helada.
Nea rodeo mi cintura con sus brazos.

— Ya esta anocheciendo. — Dijo tranquilo.

Mire en cielo, la luna ya comenzaba a verse con más intensidad: — Si... La luna se ve hermosa...

Nea comienza a besar mi cuello, sus brazos me acercan más a él, me volteo hacia él y ambos nos miramos a los ojos.
Sus manos viajan a mi brasier y rápidamente me lo quitó, mis manos ahora con más seguridad fueron hacia sus bóxer, los quite lo más rápido que pude ... Después el quita mis bragas y comienza a bajar sus manos por todo mi cuerpo, yo me aferro a su espalda con mis a doloridos brazos y él a mis labios. Me pego más a él ignorando un poco el dolor y de una embestida se introduce dentro de mi. He de admitir que solté un gemido  de placer y un poco de dolor

Y nuestros gemidos fueron lo único que se escucharon en medio de la laguna...

Al Lado Del MafiosoWhere stories live. Discover now