Al Lado Del Mafioso

Capítulo veintisiete|Descaro.

Nea

Kyara y yo nos encontramos en el auto rumbó a mi apartamento.

— ¿Quieres ir tu sola con tus padres? — Pregunte nervioso.

— No lo se, ¿tu quieres ir? — Honestamente no. No quiero conocer a los padres de Kyara.

Me parece que hacerlo me convertiría en la persona más descarada. Yo secuestre a su hija, la convertí en algo asíí como mi mujer y además de todo eso la embarazo.
El ser mafioso y dedicarme a cosas "ilegales" no quiere decir que sea un completo descarado.

Pero de todos modos si voy a estar con Kyara y vamos a tener un hijo algún día tendré que conocerlos, no le prohibire estar con sus padres, si ella los tiene que los aproveche.

— Si, me gustaría conocerlos.

— Entonces irás conmigo. — Dice muy sonriente.

— Me odiaran.

— ¿Qué? Pero por supuesto que no, ¿por qué piensas eso?

— Bueno, pues porque yo te secuestre, no olvides eso.

— Hey, tranquilo, ya verás que todo saldrá bien.

Yo suelto un muy largo suspiro: — Eso espero, bien, ya llegamos.

— ¿No tendremos casa?

— Creí que querías algo más juvenil y más cómodo.

— Si, pero un departamento es muy pequeño.

— Cuando veas nuestro apartamento puedes quejarte, anda vamos. — Tomo su mano y entramos al enorme edificio.

Subimos el ascensor y yo marco el piso 12. Cuando la puerta del ascensor se abre, Kyara y yo caminamos hacia el apartamento número 60, nuestro apartamento.
Yo abro la puerta y dejó que Kyara entre primero.

— Bien, ¿qué te parece? — Pregunto divertido.

Miro como Kyara se asombra con el apartamento y eso me divierte mucho.

— Es muy lindo.

Yo me río.
El apartamento es demasiado grande, cuenta con todo, y todo es grande; tiene una enorme cocina, una sala muy hermosa con sillones color crema, cuenta con 3 recámaras muy amplias y cada una de ellas tiene un baño, cuenta con un balcón que esta acondicionado para comer y disfrutar la vista de la ciudad, también tiene un comedor y una pequeña lavandería personalizada, tiene una biblioteca y está pintado de color azul celeste con blanco y por último, tiene una pequeña oficina.

— ¿Te gusta?

— ¿Gustarme?, pero si me encanta, es enorme y con estilo. — Responde feliz.

— Bien, ¿te ducharas antes de ir con tus padres?

— Ah... si.

— Bien, apurate esta noche tengo trabajos.

Kyara asiente y se va.

[...]

Kyara y yo vamos rumbo a su casa, yo voy vestido de un traje color negro, una corbata azul y una camisa blanca.
Kyara lleva un vestido coral corto con unas sencillas zapatillas del mismo color.

— Es ahí. — Frenó el auto frente a la casa que Kyara me ha dicho.

— ¿Lista? — Kyara asiente, yo le abro la puerta del auto y caminamos hacia su casa.

Después de esto van a tener que darme un premio nobel al mayor descarado del siglo.

Kyara toca el timbre y me mira: — ¿Ya sabes que dirás?