Capítulo veintitrés| Enseñame lo que sabes.

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Kyara

Nea se encontraba bañándose, yo ya me había bañado antes,  salió con solo unos bóxer puestos y por primera vez lo pude admirar completamente, tenía un cuerpo muy bien marcado, su abdomen estaba lleno de cuadros y sus brazos tenían unos bíceps muy bien
trabajados, y ni hablar de sus piernas.

— ¿Te gusta lo que vez? — Me pregunta mientras se acerca a mi y se acuesta a mi lado.

— Esa pregunta es tan cliché, lo acaricio, — pero si, bastante. — Respondo con sinceridad.

— Me alegra, eso quiere decir que las largas horas en el gimnasio han valido la pena.

— Y no sabes cuánto. — Me muerdo el labio.

— Ahora si hermosa, enséñame lo que sabes. — Murmura con deseo evidente.

— Solo si prometes enseñarme todo lo que tu sabes — respondo coqueta.

— De acuerdo.

Nea comienza a besarme lentamente, como si quisiera grabarse mis labios por siempre, después empieza a besarme un poco más salvaje y después devora mis labios.

— Aún no estoy sorprendida. — Digo con la frente pegada a la suya.

— Pero si esto aún no hemos comenzado mi princesa.

Nea vuelve a besarme mientras me quita la playera de mi pijama, después me quita mi pantalón dejándome solo en ropa interior.
Deja mis labios y comienza a besar mi cuello de una manera tan lenta que me deja disfrutar cada beso que me da, dejando así un sin fin de sensaciones expuestas.

Yo me aferro a su tibia espalda, mientras siento un calor empezando a recorrer mi cuerpo entero, Nea deja mi cuello y baja hacia mi pecho, comienza a repartir besos y algo me hace pensar que en lugar de besos son chupetones.

Deja en paz mi pecho y baja hacia mis pechos, desabrocha con agilidad mi brasier y lo avienta lejos, besa mis pechos con tanta paciencia que provoca que el deseo aumente, mordió levemente uno de mis pezones haciéndome gemir de placer, dio besos húmedos alrededor de mis pechos, sus manos bajaron hacia mis caderas acariciándolas con deseo.

De repente se para y se sienta en el respaldo de la cama, me toma de la cintura y me posiciona encima de él. Siento que comienzo a ponerme roja, si hay algo que nunca me ha gustado en este mundo es que observen mi cuerpo.

Nea me pega más a él y empieza a besar mis senos, juega con ellos con bastante experiencia mientras yo me arqueo de placer.
Comienzo a enterrar mis uñas en su espalda.
Después de estar no se cuanto tiempo jugando con mis senos, las manos de Nea viajan hasta mi cadera, se acerca a mis labios y me besa salvajemente, siento como sus manos bajan lentamente mis bragas, y entonces yo también me acerco a su cadera y comienzo a bajar su bóxer.

Cuando ambos estamos completamente desnudos nos acercamos y Nea se posiciona encima de mi. Siento su erección en mi feminidad y eso me vuelve loca.
Nea baja su rostro besando con sus labios cada parte de mi piel hasta llegar a mi feminidad, da unos cuantos besos suaves ahí.

La manera lenta que él esta utilizado esta comenzando a hartarme. Siento como su miembro empieza a adentrarse dentro de mi, pero lo hace de una manera tan lenta que me tortura aún más.

Cuando al fin esta completamente dentro de mi empieza a moverse primero lento y después más y más rápido.

Cada una de sus embestidas son diferentes, unas son rápidas otras son lentas, otras son hasta el fondo y otras simplemente se quedan a medio caminó.

Después de un rato de estar hací, él se detiene, sale de mi y se vuelve a acomodar en el respaldo de la cama, nuevamente me toma de la cintura y me coloca arriba de él, pero en esta ocasión unos centímetros más arriba para poder adentrarse en mi.

Esta posición es mucho más placentera, puedo sentir sus embestidas a todo lo que dan.
Él toma mis senos quienes debido a la fuerza de gravedad no dejan de moverse. Estamos en esa posición un rato más.

Luego él me vuelve a alzar y sale nuevamente de mi, se pone de lado y me indica que haga lo mismo y así en esa posición me vuelve a penetrar.

Siento mi clímax venir y así doy un grito muy satisfactorio. Nea también llega a su clímax, rápidamente sale de mi interior y su semen me salpica un poco.

Ambos tratamos de controlar nuestras respiraciones agitadas, y después de unos minutos, cuando ambos ya estamos más tranquilos y yo estoy apunto de dormirme

— Bien, vamos por la segunda ronda. — Yo lo miró como si se hubiera vuelto loco — ¿no me digas que ya te cansaste? — pregunta burlón. — Creí que me habías dicho que tenías una muy buena resistencia.

— Vamos por la segunda. — Él sonríe.

Comienza a besarme y después hace que nos sentemos en medio de la cama, yo enredo mis piernas alrededor de su cintura y puedo sentir un mejor placer.

[...]

Es de madrugada y Nea y yo no hemos parado en toda la noche.
Nea me ha enseñado posiciones que yo ni siquiera sabía que existían.

Durante toda la noche y madruga tuve varios orgasmos y no exageró, Nea realmente es un Dios en el sexo. Ninguno de los dos ha querido parar, pero yo honestamente ya no puedo más, estoy cansadisima, ya no siento las piernas.

Además de las nuevas posiciones que aprendí, también aprendí que mucho sexo durante una noche entera también es malo.
Mi feminidad había empezado ha arderme pero obviamente no le iba a decir a Nea que parará.

Por suerte Nea ya había terminado y acababa de salir de mi interior.

— ¿Quieres otra ronda? — Yo simplemente lo mire horrorizada, la verdad es que ahora si ya no quería más sexo. — Tranquila, ahora si ya estoy demasiado cansado para una más, hay que dormir ven.

Yo me acerque a él y Nea me abraza pegandome a su sudoroso pecho.

— No eres tan mala, mañana te enseñare otras nuevas cosas — murmura.

— Nea, ¿cuál mañana?,  si ya es  madrugada.

— ¿En serio? Bueno pues al rato te enseñare otras nuevas cosas, porque sabes, yo leí él Kama-sutra completo. — Yo solo rió.

— Hay que dormir.

- Hasta al rato mi diosa.

Y hací Nea y yo nos quedamos dormidos en plena madrugada.

Al Lado Del MafiosoWhere stories live. Discover now