Capítulo treinta y cuatro| ¿Y ahora qué sigue?

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Kyara

— Kyara, te tengo una sorpresa. — Me dijo Nea sonriéndome.

— ¿Qué clase de sorpresa?

— Una que te encantará... Y no hagas más preguntas...

Hace unos instantes me habían dado de alta en el hospital, toda mi familia y parte de la familia de Nea estuvieron ahí, incluso fue Janell y su familia, quede de verme con ella.

— ¿Y los autos deportivos? — Pregunte a Nea.

— Hay que madurar... — Respondió sonriendo.

Normalmente Nea siempre andaba con chófer y con su auto de carreras, pero hoy íbamos en un auto normal, como los que suelen usar los empresarios.

Nos adentramos a una gran calle, se veía muy solitaria, al final de este había un portón, Nea salio del auto y tecleo unos números, volvió a subir al auto y el camino se hizo una subida.

— Nea, ¿a dónde vamos?

— No seas tan preguntona mi cielo, mira hacia al frente.

Mire hacia el frente, una enorme casa hogareña estaba ahí.

— Bajemos del auto. — Dijo Nea.

Los dos bajamos y yo mire completamente impresionada la casa, le di la vuelta con mi vista a todo el lugar, me di la vuelta y mire la hermosa vista hacia la ciudad, muchos edificios se podían ver desde acá.

— Es hermoso...

— Lo se, y es nuestro hogar... — Nea me abrazo por atrás. — Espero que te guste...

— Me encanta. — Me di la vuelta para quedar frente a él. Nea se acercó y beso suavemente mis labios.

— Vayamos adentro.

Los dos caminos hacia la casa, no era inmensa, pero si muy refinada, todo se veía nuevo.

— Tu madre y Janell me ayudaron a elegir algunas cosas.

Reí: — Con razón todo es de mi agrado.

— Kyara, estaba yo pensando ... ¿Qué sigue?

Lo mire frunciendo mi ceño: — ¿A qué te refieres?

— ¿Qué quieres hacer?, ¿ser una simple ama de casa?, empezamos mal... Deberíamos hacer algo un poco más normal entre las personas...

— ¿Qué es lo que deseas?

— Si te lo digo, ¿no te reirás? — Me miro cautivo.

— No. — Respondí llena de seguridad.

— Quiero despertarme a tu lado, salir a correr todas las mañanas, tener perros, quiero muchos perros... — Río. — Preparar el desayuno juntos, que te despidas de mi cuando me vaya a trabajar, — se acerco más a mi y me abrazo de la cintura. — Quiero que me llames para preguntarme que hago, quiero verte todas las tardes para comer y que en algún futuro me esperes con nuestro hijo para cenar... Quiero que organicemos fiestas para recordar buenos momentos, — beso mis labios. — Quiero hacerte el amor todas las noches, pero principalmente quiero pasar mi vida junto a ti.

Me quede en shock ante sus palabras, jamás hubiera esperando algo hací de él.

— ¿Qué opinas? — Pregunta nervioso.

Lo mire seria: — Opino que deberíamos de ir a conseguir a nuestros perros y a empezar con las clases de cocina porque yo cocino horrible.

Nea me abrazo de la cintura y me cargo para darme una pequeña vuelta: — Me gusta la idea, pero y y si mejor estrenamos la cama. — Sugirió con una mirada de deseo.

Al Lado Del MafiosoWo Geschichten leben. Entdecke jetzt