Capítulo seis| Furioso.

110K 5.3K 527
                                    

Kyara

Después de ir al centro comercial, Nea y yo volvemos a casa.

— Báñate y arréglate, saldremos en dos horas. — Ordena y sale de la habitación.

Hago lo que me pide y en media hora estoy lista con la ropa que me ha comprado hoy.

Después cenamos sin ninguna novedad, nos subimos a su auto y nos vamos a no se donde.

[...]

Llevamos alrededor de una hora de viaje, estoy comenzando a aburrirme.

— Hoy saldrá una mercancía muy importante, tengo que supervisar que las cosas salgan bien, estaremos viajando toda la noche, solo te pido que no hagas ninguna tontería. — Dice Nea con el rostro serio.

— ¿Es peligroso?

— Un poco, pero todo en la vida implica riesgos, tu no te preocupes que todo saldrá bien. — Me mira unos segundos y me sonríe.

Seguimos con el viaje hasta que llegamos a un enorme almacén, hay 4 camiones grandes color negro, 4 camionetas y un pequeño helicóptero.

— Solo sigueme y no te apartes de mi. — Dice mientras nos acercamos a los camiones. — Ah y no te metas en nada.

Caminamos hacia los camiones.
Hay bastantes hombres con armas vestidos de negro, todos ellos tienen tatuajes y por lo que veo ninguno es feo.

Escucho unas voces y unos sollozos, miro a mi alrededor y todo se ve tranquilo. Continuó observando, mi vista se detiene en en un camión que tiene la puerta abierta. Chicas abrazándose entre si llenas de sangre, moretones y lágrimas, son lo que se encuentra en ese camión

— Te dije que no te alejarás de mi. — Dice Nea molestó.

— Perdóname. — Digo un poco asustada.

Nea me guía hacia un sofá, me siento y después Nea se va, instantes después una chica me trae unas revistas y una pequeña televisión, también me trae un jugó, fruta y agua.
Intento concentrarme en cualquier cosa, pero mi vista se enfoca en lo que Nea y sus amigos están haciendo.

Logró ver que Ricky y Marcus–los únicos que reconozco–vuelven a bajar a las chicas, ellas bajan completamente asustadas, la mayoría tiene los vestidos de la fiesta, son demasiadas chicas y la mayoría están muy golpeadas.

Todo esta marchando bien, Nea da unas indicaciones y sacan unas cajas, las suben a las camionetas y a las chicas las vuelven a subir a los camiones.

— ...Viene la policía. — Dice un hombre de piel clara, ojos color café marrón, cabello pelirrojo, muy simpático también.

Todos lo miran: — ¿La qué está de nuestro lado o la que no? — Pregunta Ricky.

— ...La que no esta de nuestro lado.

— ¿Estás seguro? — Pregunta Nea y el chico asiente. — ¿En cuánto llega?

El chico mira la laptop que tiene es sus manos: — ...En 30 minutos.

— ¡Demonios! — Grita Nea enojado. — Que tanto hacen aquí, Brad... — Le dice al chico que anuncio que llegaba la policía. — Rápido guía a las camionetas, Ricky llévate a las chicas y Marcus adelantate y revisa todo, los demás ya saben que hacer. — Todos se mueven y en unos cuantos minutos ya no había nada.

Nea lleva unos documentos, un portafolio negro y un cuadro negro de metal que no alcanzo a distinguir. Camina aparentando estar tranquilo, pero el sudor en su frente y sus venas resaltadas dicen lo contrario.

— Vámonos. — Sigo a Nea y de repente veo que Nea avienta la caja y veo unos números. Subimos al auto y arranca haciendo rechinar las llantas.
Escucho un estruendo y a través de la ventanilla observo que el almacén ha sido destruido y sustituido por fuego.

— ¿Estás bien? — Le pregunto a Nea completamente asustada.

Él me observa y me sonríe de una manera tenebrosa, segundos después vuelve a mirar hacia el camino: — Por supuesto que estoy bien.
Lo miro detalladamente, sus manos aprietan con fuerza al volante, sus venas del cuello están mucho más resaltadas y su quijada esta demasiado contraída.

[...]

Entramos a una casa muy descuidada en la que al parecer hay una fiesta.

Caminamos al fondo de un pasillo y Nea entra. Adentro se encuentra una chica con un short color negro, una camisa de cuadros negros con rojo y se encuentra atada a una silla.

— ¿Sabes que se le hace a los traidores? — Pregunta Nea mientras nos adentramos a la habitación.

— ...¿Soy traidora por quererme salir de esto? — Le pregunta la chica con evidente molestia.

— Sabes que así nunca te podrás salir. — Dice Nea con fingida serenidad.

Nea hace señales que la desaten, él se acerca a su escritorio y se sienta en una silla.

— Salganse todos. — Todos comienzan a salir apresuradamente. — Menos tu Kyara, ven sientate. — Me sienta en la silla en que se encontraba él.

— ...¿Ahora ella es tu nuevo juguete? — Pregunta la chica con un tono de voz lleno de diversión.

— Claro que no, ella es mi compañera. — Dice Nea viéndola de cerca.

— ...Vaya, esa si es una novedad. — Habla la chica con burla.

Nea la mira sin ninguna expresión en el rostro, baja su cabeza y niega: — Siempre fuiste la mejor, ¿por qué lo hiciste Nora?

— Porque estaba harta de siempre estar huyendo, ¡esto ya no es vida!

— Cuando me enteré que tu habías sido la que nos había traicionado me negué a creerlo, lo esperaba de todos menos de ti. — Habla con una evidente decepción.

— Si esperas que te diga que no lo volveré hacer, esperas mal. — Dice la chica seria.

— Eso lo se... — Nea la mira serio y después le sonríe: — ¿Sabes qué no me importa quien seas, verdad?

La chica lo sigue mirando seria: — No serías capaz de llevarme ahí, ¿o sí? — Murmura asustada.

— ¿Crees qué no? — Dice sonriendole.

— Por favor no, si quieres matame, pero ahí no me lleves... — Dicho esto se arrodilla.

— Demasiado tarde. — Se voltea y me mira. — Esperame aquí hermosa.

[...]

Ya ha pasado un buen rato desde que Nea y la tal Nora se han ido, mi mente no deja de dar vueltas de a donde la pudo a ver llevado, he de admitir que la chica se veía muy valiente, hací que dónde sea que la haya llevado debe ser un lugar horrible.

El sonido de la puerta abrirse me hace volver a la realidad. Es Nea, quien por cierto tiene otra ropa.

— Bien linda, nos podemos ir. — Dice tranquilo.

— ¿A dónde llevaste a esa chica? — Pregunto llena de curiosidad pero con una pizca de miedo.

Su expresión se vuelve mucho más seria de lo común: — A lo más cercano que hay al infierno.

Un sudor frío recorrió mi frente, no fue lo que dijo si no como lo dijo.

[...]

Llegamos a un aeropuerto y estamos en un avión privado, me encuentro sentada mientras Nea habla con una señorita.

Logró tener muy buena vista de Nea, puedo notar que no es nada feo, viéndolo así debería de aprovecharlo más.

Nea se sienta al lado mío: — ¿A dónde vamos?

— A Inglaterra. — Responde serio.

El poco tiempo que llevo con él, me he dado cuenta que no es bueno retarlo cuando esta molesto, así que mejor me quedo callada viendo por la ventana del avión el panorama nocturno.

Al Lado Del MafiosoWhere stories live. Discover now