Capítulo nueve| Tus negocios.

102K 4.9K 1.3K
                                    

Kyara

Después de estar en la laguna, Nea y yo nos dirigimos a casa o al menos eso pensaba yo.

— ¿Qué haremos esta noche?

— Tengo que arreglar asuntos, ahorita vamos a ir a un bar.

— ¿Tardarás?

— No, tratare de ser rápido.

Llegamos a un bar horrible y entramos. Nea saluda a varias personas y entre ellas mujeres.

— Nea ya no hay necesidad de que hagas nada ya, todo salio bien. — Informa Ricky.

— ¿Eso es cierto Marcus? — Le pregunta.

— Si, esas chicas a esta hora ya deben de estar haciendo dinero y sobre el agente Quintanilla yo creo que ya debe de saber que los errores se pagan. — Dice feliz.

— Relajate Nea, mejor hay que divertirnos. — Exclama con diversión Ricky.

— No, tengo que volver a casa. — Dice mientras voltea a verme.

Los chicos me miran: — Hola Kyara, ¿ya estás mejor? — Pregunta Brad.

— Hola, si, digamos que si. — Sonrió.

Ricky me mira un poco serio: — ¿Por qué la trajiste Nea?

— ¿Acaso querías que la dejara sola en Inglaterra? , además, no están mala. — Exclama con orgullo.

— Porque no solo beben unos tragos y se van. — Invita Marcus.

— Yo creo que mejor deberían descansar. — Interviene Brad observándome.

— Siempre tan aguafiestas Brad. — Gruñe Ricky.

— Lamento que aún me quede bastante cerebro.

— Hay no, ya empezaran con sus niñerías... — Dice Marcus riendo.

— Y tu con tu falsa madurez... — Bromea Brad y todos reímos.

— Ya dejen de discutir... Kyara y yo nos iremos a descansar...

Ricky se acerca a Nea y lo aprieta suavemente del hombro, pone una cara seria y suspira: — Espero que si vayan a descansar porque Kyara no esta en condiciones de follar... — Rompe en carcajadas.
Toso un poco por los recuerdos de hace un rato... Dolió pero valió la pena.

Mientras Ricky no deja deja reír los demás lo miran como si se hubiera vuelto loco, inclusive lo empiezan a ignorar.

— Amm bueno nosotros nos vamos. — Habla Nea. Observo a Ricky, quien ahora se encuentra tirado y golpeando el piso de tanta risa.

Nea y yo salimos y caminamos hacia su auto.

— Oye Nea, ¿a qué te dedicas?

Él me mira como si me hubiera vuelto loca: — ¡Dah! Soy mafioso.

— Si eso ya lo se, ¿pero qué tipo de negocios haces?

— Muchos. — Responde serio.

— ¿Pero cuáles son muchos?

— ¿De verdad quieres saber? — Pregunta serio.

— Si estaré contigo un buen rato yo creo que seria buena idea saberlos.

— Esta bien, te los enseñare.

Subimos a su auto, el pone música, arranca y para mi sorpresa esta vez va a una velocidad moderada.

[...]

Llegamos a un gran almacén, Nea me indica que lo siga, caminamos hacia un largo pasillo y traspasamos una puerta, entramos a una oficina muy cómoda.

Al Lado Del MafiosoWhere stories live. Discover now