Capítulo 35: Atrapados

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Peeta tiene la idea que podemos informar a la base rebelde que estamos vivos. Y que ellos pueden avisar a nuestras familias, que creen que acaban de vernos morir. El teléfono que llevaba Boggs quedó destrozado en la explosión, pero Jackson aún conserva el intercomunicador de corto alcance para llamar al campamento en las afueras de la ciudad. Sin embargo, no me parece una buena idea volver al campamento, donde tendríamos que responder ante Coin. Quizás nos pongan a todos bajo arresto por desacato en grado mayor cuando mis camaradas descubran que la misión me la inventé yo. Por suerte, Jackson niega con la cabeza ante la sugerencia de Peeta.

- Tenemos que seguir adelante -señala ella, apagando el aparato.

Mediante gestos, Pollux indica que la gente de Snow podría interceptar nuestra señal de auxilio. Castor traduce mientras Cressida y Mesalla asienten muy convencidos, ellos saben de comunicaciones, así que les creo y descartamos la proposición de llamar. Seguiremos adelante solos. Sabemos que el tiempo correrá contrarreloj una vez que no nos encuentren entre los bloques de escombro, por lo que dejamos el departamento por un ducto de mantención primero y bajando por una tubería a continuación. Los túneles subterráneos son la única alternativa viable luego de descartar la calle y los tejados. Peeta viene al último, custodiado por Gale y Jackson, reticente y mascullando, luego que tuvimos que obligarlo y hasta amenazarlo porque se negaba a continuar con el resto y exigía de nuevo que le diéramos una jaula de noche. 

Recuerdo muy poco de los túneles en nuestra huída tras rescatar a Peeta, por lo que es Pollux quien nos guía, ya que conoce bien el lugar desde su época de avox. Nunca le he preguntado qué hizo para ser considerado traidor, creo que es una pregunta dolorosa que nunca me he atrevido a formularle. Menos ahora que lo veo temblar y aferrarse a su hermano una vez que hemos bajado al Transportador, una serie de calles iguales a las de arriba pero que son usadas por pequeños camiones para repartir mercadería por la ciudad, sin congestionamientos. Acá abajo hay menos vainas y se activan por la noche, lo que convierte el lugar en un campo minado. Pollux sigue temblando y se le ve afectado.

- Mi hermano trabajó aquí abajo cuando lo convirtieron en avox... tardamos cinco años en comprar su subida a la superficie, no vio la luz del sol ni una vez en todo ese tiempo -nos cuenta Castor.

Todos quedamos mudos cual avox, nadie sabe qué decir hasta que Peeta habla:

- Entonces te acabas de convertir en nuestro bien más preciado.- Le da unas palmaditas en el brazo. 

Por un instante, sonaba como el viejo Peeta: irónico pero alentador, divertido pero sin burlarse de nadie. Lo miro y suelto un suspiro, deseando que vuelva a ser el de antes. "Vuelve a mí, Peeta".


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En verdad, Pollux es mejor que el holo, sabe detalles que se nos escapan como dónde es necesario usar máscaras antigas o dónde hay unas ratas enormes. También sabe dónde están las cámaras, no muchas pero mejor evitarlas. A las tres de la mañana, después de avanzar varios kilómetros, veo las caras cansadas de todos y pregunto a Pollux dónde podemos descansar seguros. Nos lleva a un cuarto de mantenimiento indicando que tenemos cuatro horas antes que empiece el movimiento de los trabajadores. Comemos y nos turnamos para vigilar, cuando me toca, veo que Peeta y Pollux siguen despiertos, el primero haciendo nudos y repitiendo en susurros: "Me llamo Peeta Mellark, tengo diecisiete años, vengo del Distrito 12..."; lo que me parte el alma. Pollux no duerme porque seguro no puede dejar de recordar lo vivido en este lugar. Esclavitud. No tiene otro nombre. En los distritos los pobres también éramos esclavos, mano de obra barata para proveer las necesidades del Capitolio, pero al menos no nos cortaban la lengua. 

Sinsajo HeridoTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang