Capítulo 9: En Recuperación y Adaptación

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- Katniss, Johanna, Finnick, muy buenos días a todos... por si no me recuerdan de la primera entrevista individual, yo soy el doctor Pott y estoy a cargo de evaluarlos y llevar a cabo su tratamiento psiquiátrico.

- Ya sé quién es -sisea Johanna- y no quiero su tratamiento -escupe enrabiada.

Finnick y yo nos quedamos observando con la mirada perdida a este hombrecito anodino de delantal blanco, que asegura haber estado con nosotros antes... pero no lo recuerdo para nada. Intercambio una mirada interrogante con Odair y sus ojos verde mar me indican que él tampoco recuerda haberlo visto. 

- Bueno, supongo que no es extraño que no se acuerden de la primera evaluación ya que ambos (nos señala a Finnick y a mí) aún estaban bajo los efectos de la conmoción cerebral sufrida luego del grave impacto del rayo. Tienen suerte de estar vivos...

- ¿Suerte? ¿De qué nos sirve la suerte ahora... si las personas que amamos no están aquí? -le espeto casi escupiendo las palabras de rabia.

- Exacto... sin Annie, no vale la pena estar vivo, quizás qué le estarán haciendo ahora en el Capitolio... -dice Finnick con tristeza- y a Peeta... esto no es vida.

Al menos, alguien me apoya y está de acuerdo conmigo. Ya han pasado dos semanas desde que desperté en el 13, cuando Gale me soltó sin anestesia la noticia que nuestro pequeño y pobre Distrito 12 ya no existe más. Me han evaluado montones de médicos, lo mismo que a Finnick... ¿qué más falta que nos hagan? ¿a qué viene este hombre? Yo no quiero más tratamientos, me han metido de todo por mis venas a través de sondas, al igual que a mi aliado del 4. ¿Cómo fue que llamó el tratamiento? Bien, como se llame y lo que sea, no lo quiero tampoco. Quiero ir al Capitolio a matar a Snow y rescatar a Peeta; sé que Odair también quiere ir por Annie, así que tal vez logremos fugarnos de este horrendo, apestoso lugar y de algún modo, llegar al Capitolio. Pero tenemos que ganar fuerzas. Aún estamos débiles. Demacrados. Parecemos espantapájaros, mi familia no dice nada de mi aspecto pero sé que lo piensan y no me lo dicen para no asustarme o preocuparme. Mi familia, los Hawthorne y Finnick son los únicos seres de confianza para mí ahora. Ellos no me mentirían ni ocultarían cosas como Haymitch y otros. Con Johanna sigo teniendo una que otra discusión. Aunque sé que ambas detestamos este lugar, vivir metros bajo tierra como topos. Sin embargo, he debido perdonar a Finnick y Johanna por ocultarme información sobre el plan para sacarnos de la arena. Ellos seguían órdenes, como me dijo Mason cuando le mostré a modo de reproche la horrenda cicatriz que me quedó en el antebrazo; por otro lado, ellos también quieren acabar con la tiranía de Snow y odian al Capitolio tanto como yo. Y como Gale. Me preocupa Gale, me dice que está bien, que no está enojado conmigo por mi matrimonio secreto con Peeta y que en cuanto me recupere, debo entrenar como él para ser un soldado y pelear por la causa rebelde. Y ese no es el Gale que yo conocía, quiero decir, Gale siempre ha odiado al Capitolio, pero ahora es un odio más intenso, casi una obsesión. Con lo cuadrados y militarizados que son aquí en el 13, no sería raro que le estén lavando el cerebro y lo conviertan en un robot que repite todo el día las mismas frases (unirse a la causa, luchar por la libertad de Panem, derrocar a Snow, etc). Tampoco me parece normal su tan súbito perdón por mi romance y boda. El Gale que yo conocía estaría enojado y resentido conmigo... en cambio me recibió de abrazo amistoso e intenta volver a ser mi camarada de antes. Sospechoso. 

Aquí todos odian al Capitolio y a Snow, no hacerlo es raro y sospechoso también. Si no estás con la causa, eres traidor. Hasta te pueden juzgar en un tribunal. También tienen reglas muy estrictas con todo; según me han explicado mi madre, Prim y Gale cuando los veo a las horas de comidas (siempre y cuando Prim no esté en la escuela, mi madre ayudando en el hospital y Gale en entrenamiento militar). Hay horarios para comer y turnos para trabajar, todos los niños deben ir a clases donde se les enseña sobre los Días Oscuros, la anterior rebelión y sobre todo se les inculca que por culpa del Capitolio en el 13 viven encerrados bajo la superficie y los demás distritos oprimidos. Todas las mañanas al levantarte tienes que meter el brazo en una máquina que te tatúa tu horario y tus tareas; no puedes saltártelas. Por ahora Johanna, Finnick y yo estamos libres de cumplir el dichoso horario, salvo en lo que respecta a las comidas, hasta que estemos más recuperados. A propósito, la comida está racionada estrictamente de acuerdo a tu edad, peso, estatura y labores que realizar en el día para que soportes hasta la siguiente merienda. Para nosotros, ex tributos que conocimos los pantagruélicos banquetes del Capitolio es insípida y exigua; al menos yo supe de niña lo que era pasar hambre y cuando coincido con Gale en el comedor me pone un par de cucharadas de su ración en mi plato. Los uniformes grises son idénticos, un gris ratón horrible. Cinna se volvería a morir si me viera en esta facha. A Effie le daría un ataque surtido... ¿qué habrá sido de Effie? Dudo que apoye a los rebeldes, ella es del Capitolio, pero al ser mi escolta y la de Peeta... tal vez esté pagando platos rotos ajenos... no quiero ni pensarlo mejor.

Sinsajo HeridoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora