BANG ll: Explosion of love.

«Rusos y Australianos»

—Lo sé. Estoy de tu lado Justin. Siempre lo estaré. —suspiró. La mire interrogante, esperando a que comenzara a responderme.

—Stefan es...—retorció los dedos en sus manos, nerviosa—Es mi primo. Escucha, él es el que está ligado con los rusos y ahora lo entiendo pero simplemente es... joder, me desmayé porque me da miedo. ¿Vale Justin? Stefan me inicio en todo esto cuando a penas era una niña, tonta y estúpida, ausenta de una madre y con una hermana que captaba toda la maldita atención de papá.

Suspiré. Cassandra no era la única que había tenido una vida difícil, pero si se lo decia haría que se colocará como una loca.

—Cassandra...

—No, escuchame. Hay un tipo, llamado Danila Dobrovolski. Él es el que maneja a los rusos, y es como... el compañero de Stefan. ¿Me entiendes? Tomalo como si fueran dos bandas que se unen para hacer actividades peligrosas. Cuando nos llamaste porque habías decidido llevar a cabo un plan no pensé que sería contra él. Ambos son como fantasmas Justin. No dejan rastro en ninguna parte.

De pronto, me encontré medio sobrepasado. Esto era un maldito problema que había que solucionar pronto. Con Jack Dean detrás de mí queriendo matarme por venganza, y ahora con su sobrino por robarnos un maldito auto para escapar me estaba estresando. Sentí un nudo en la garganta junto con el sentimiento de ser lo más cínico con alguien que me importaba, y es más, que consideraba mi amiga. Esto lo habíamos discutido con Damon. Jack Dean había destruido no sólo mi casa, sino también la suya, lo que indicaba que tampoco estaba exento de peligro. Ambos habíamos decidido que había que acabarlo que cuanto tuviéramos oportunidad, había sido nuestra motivación para venir a Sydney. Y sin embargo estaba aquí. Hablando con su propia hija.

Hoy por la noche, lo más probable sería que hablaríamos de lo ocurrido después de cenar. O tal vez antes. Discutiríamos detalles, y nos pondríamos de acuerdo para seguir organizándonos. Había que ponerse en marcha rápido si queríamos lograr algo, y por ahora lo único que teníamos claro era que nos habíamos propuesto a investigar a quien nos perseguía, y que ese sería nuestro maldito siguiente objetivo.

—Cass yo... luego discutiremos más sobre eso. ¿Vale?

—Vale...—dijo ella observándome.

—Hay algo que debo decirte.—dije. Ella había venido desde Moscú porque yo, un amigo, se lo había pedido y me parecía totalmente atroz que estuviera tan de nuestra parte cuando me había propuesto matar a su padre cuando tuviera oportunidad. Ahí era donde quería llegar.

—Pues dime.

Me pasé las manos por el cabello.

—No te pido que entiendas, pero que si que escuches. —suspiré.

—Vale. Justin... estas preocupándome. No capto a que quieres llegar.

—Leah esta embarazada.—dije como si ella no lo supiera.—Lo que significa que hemos formado una familia. Y tengo a alguien más que cuidar.

Explique despacio, maldiciendo en mi interior. Esto era complicado.

—Si...—asintió ella.

—Tu padre quiere matarme.—solté.—No se los habíamos contado, porque yo principalmente no quería preocupar a nadie. Pero por eso estoy en Sydney. Tu maldito padre Cass, voló mi casa en Canadá.

Cassandra abrió su boca, totalmente sorprendida.

—Después de enterarse de que tu hermana en realidad no estaba muerta, y término por morir en verdad cree que yo lo hice y busca venganza.—murmuré. Cass hizo el ademán de hablar, pero la pare con la mano.