«Peligro»

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Capitulo cincuenta y siete.

Leah's POV.

—¡Corre!—Justin tiró de mi mano, y comencé a correr sin soltarlo.

—Mierda, mierda—gimió observando las salidas. Apretó mi mano con la de él y me miró unos segundos. Note como peleaba con si mismo, por meterme en la situación.

La cosa es que estaba involucrada desde el momento en que él posó sus ojos en mí. La oscuridad había elegido a la luz. Y ya era tarde para arrepentirse de aquello.

—Vamos a buscar nuestras maletas luego.—me aseguró de repente. ¿Qué? Por Dios, ni si quiera había pensado en eso.
Mire hacia atrás. Los tipos todavía nos seguían, sin llamar la atención de los guardias del aeropuerto de Sydney. Eran buenos, jodidamente buenos.

Justin corrió por un pasillo que daba al baño de mujeres, y nos hizo entrar. Cerró la puerta con fuerza, y se apoyo en ella suspirando.

—Por ahí.—señaló una pequeña rejilla que daba al exterior. Una pequeña niña, que estaba lavándose las manos gritó.

—¡Mamiiiiii!—chilló.

Justin la miró.

—shh...—señaló colocando una de sus manos en mi cintura y haciéndome caminar hacia la rejilla. La madre, dentro de un cubículo le preguntó que pasaba.

—¡Hay un hombre aquí!—chilló de nuevo. Pequeña zorra.

Justin ignoró el llanto y se subió al lavábamos, tomo la rejilla e intentó moverla, pero esta estaba con tornillos en las esquinas. Miró a su alrededor con rapidez y su vista de posó en el extinguidor. Saltó desde el lavamanos y lo tiro de la pared sin siquiera hacer fuerza. Subió otra vez, y con la parte de atrás terminó por romper la rejilla. Tomó los restos, y los tiro al piso.

—Ven muñeca, sube.—me tendió la mano, pero antes, corrí un pequeño mesón acolchado que estaba debajo del artefacto para las mudas de bebé. Avancé empujándolo como pude hasta llegar justo debajo de la rejilla y le sonreí a Justin.

Si, yo podía ser más inteligente.

Él pasó uno de sus pies a la colcha y me miró.

—¿Voy primero?—preguntó.

—Vale—susurré.

Le di espacio y él pasó primero sus dos piernas. Segundos después estaba del otro lado.

Comencé a oír voces sospechosas, y entonces la mujer salió del cubículo. La niña me miraba impresionada, y cuando se escuchó por fin un disparo, me di cuenta de que los tipos nos buscaban por las malas, más que al principio, y que se habían cabreado.

—¡Salta Leah!

La mujer chilló, y metiendo una pierna mire hacia atrás. Los hombres de Jack Dean le habían disparado al segundo de la puerta.
Me lancé al otro lado, cayendo en los brazos de Justin mientras oía desde el baño:

—¡Por ahí, la rubia!—un acento extraño. Una voz grave, seguida de otro par de disparos.

—¿Estas bien?—asentí frenéticamente.—Vamos, ¡corre!

Tomo mi mano de nuevo, y comenzamos a correr. Me sentía cansada pero no era el momento ahora. En medio del camino, Justin me gritó que siguiera corriendo al mismo tiempo en que dos tipos comenzaban a proporcionar golpes. Este los noqueó, siguiendo conmigo. Estábamos en medio de la pista de los aviones. Y por ahí, habían dos autos, uno negro bastante lujoso, y el otro de color azul. Justin los miró y supe de que se trataba. Quería huir en esos autos.

BANG ll: Explosion of love.Where stories live. Discover now