«Sao vicente, Cabo verde»

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Seis.

Había visitado a mamá por la mañana. Anoche, las cosas habían estado un poco candentes en... todo sentido. Zoey se había enojado cuando le dije y luego había llorado a mares. Liam no parecía creérselo, y Sara, hoy por la mañana cuando salí del departamento, me había susurrado que esto era correcto si mi corazón lo deseaba. Me había deseado buena suerte, y me había dicho que me esperaría feliz si regresaba volver.

Con respecto a Mark... no me había despedido físicamente de él. Sabía que hoy no tenía clases, porque Liam tampoco las tenía. Por lo que supuse que él estaría en su departamento, durmiendo.

A las ocho de la mañana, antes de ir a la casa de mi madre, había ido al departamento de Mark, y le había tirado una carta por la hendidura de debajo de la puerta. Había escrito que debíamos darnos un tiempo. Que me iba para pensar, y despejarme un poco y no sabía cuándo volvería. También había agregado que lo quería demasiado, que seguía siendo importante para mí y que lo llamaría cuando pudiera. Miré a mí alrededor. Ya habíamos dejado las maletas en la cinta y estábamos los cuatro sentados esperando a que llamaran nuestro vuelo.

Pensé en Zoey. Anoche, no quería soltarme. Había sido muy difícil decirme que me iba y francamente, no tenía que razones dar. Así que insistía en el querer cambiar de aire, y darme tiempo para mí. Ella ya había estado bastante afectada por mi decisión sobre la universidad, y agregando el viaje pensó que quería alejarme de ella hace mucho tiempo.

Y lo peor, es que todos creían que esto era planeado, cuando mi decisión sobre no asistir más a la universidad y tomar las clases mediante formación online solo había sido una coincidencia con la llegada de Justin aquí.

Ahora lo miré. Era tan perfecto. Tan él. Tan Justin. Él sonrió, consciente de que lo miraba y solté una risa.

—¿Tengo algo en la cara? —Se tocó con el pulgar una mejilla, y con el resto de los dedos la otra, bajando suavemente hasta su mentón, y colocando una cara malditamente sensual.

—No. —Sonreí sin mostrar los dientes.

Él levantó uno de sus brazos, y me apretó contra él mientras besaba mi cabeza.

—Pasajeros del vuelo united con destino a Isla de Sal, Cabo verde. Por favor abordar en la puerta nueve. —La voz detrás del parlante repitió eso tres veces y nosotros nos levantamos.

—¿No que íbamos a Sao Vicente? —Preguntó Kendall.

—Si. Pero La Isla de Sal, en Cabo verde en la única que tiene aeropuerto internacional. —Le dijo Damon tomándole la mano. —Desde allí debemos tomar otro avión, local, para llegar a Sao Vicente.

—¿Cómo lo haremos con el idioma? —Fruncí el ceño. Según lo que decían los chicos, allí se hablaba portugués.

—Você é linda—Dijo Justin mirándome. Lo mire confundida, sin saber qué diablos me había dicho. Él se acercó, y su boca llego a mi oído.

—He dicho que eres hermosa. —Me susurró. Me sonrojé y mire hacia el lado. 

Lo mejor era quedarme callada. Pasamos por la seguridad sin dificultad alguna, y eso me alivio. Tenía los pelos de punta luego de ver las identificaciones, y los pasaportes de Justin y Damon. El de Justin decía Christian, el de Damon Richard. Cuando los vi, sentí que iba a morir de tanto reír. Ir a las Islas de Cabo Verde me emocionaba. Era un lugar turístico, no tan conocido como debería ser, y según lo que había visto en internet, completamente hermoso.

Cabo verde, eran una serie de Islas a un costado de África. Específicamente, nosotros iríamos a Sao Vicente, la segunda ciudad más poblada de todo el complejo de preciosas islas. Pasamos por otro control, donde una coqueta, y zorra azafata nos verificó el boleto de avión. La diferencia de horario, eran casi siete horas aproximadamente, tomando en cuenta la zona horaria de Los Ángeles.El tiempo pasó. Luego de un largo viaje, donde por cierto decidí sentarme con Kendall y no con Justin por miedo a quedarme dormida en su hombro o abrazarlo o incluso llegar a besarlo, habíamos llegado por fin a la Isla de Sal en Cabo Verde. Eran las seis y media de la tarde en este lugar, y el vuelo local demoraría dos horas en llegar a Sao Vicente. Comencé a pensar en que me daba cierto miedo la decisión que había tomado, aunque ya era tarde para arrepentirse necesitaba hablar con Kendall al respecto. Mantenía una distancia con Justin porque a pesar de que pronto el hielo se derretiría, necesitaba controlar un poco la situación. 

BANG ll: Explosion of love.Where stories live. Discover now