«Despedida»

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Capitulo cuarenta y cuatro.


Leah's POV.

Habían pasado tres semanas, dos exámenes, y tres guías prácticas, desde que Adam y Megan habían llegado. Fruncí el ceño leyendo lo que debía aprender ahora. Esto yo ya...

Oh, cierto. Ashton me había estado ayudando a estudiar, y lo que debía ''aprender'' ahora ya lo sabía gracias a él. Me reí, y respondí rápidamente mi guía de ejercicios.

Kendall me miraba con los ojos entrecerrados.

—No entiendo nada. —dijo, y se rió. Sonreí. Kendall llevaba media hora sentada a mi lado viendo todo lo que hacía. Terminé quince minutos después y apagué mi laptop para dejarla a un lado.

—¡Chicas, a cenar! —nos avisó Adrián desde la puerta de la habitación. Le sonreí y nos levantamos. Megan y Justin habían cocinado. Tenía mucha suerte de que él si supiera cocinar.

Caminamos hasta la mesa. Todo ya estaba servido. Y se veía muy... elegante. Habían puesto hasta copas, y sabía que ese había sido Adam. Y Justin. Ambos adoraban el vino caro. Pero ese que es jodidamente caro.

Tomé asiento entre Cassandra y Justin, con Damon y Adam justo en frente de mí.

—Quiero hacer un brindis. —dijo Adam cuando ya todos teníamos un poco de vino en nuestras copas. Se levantó y nos miró.

—Por mañana—dijo con una pequeña sonrisa. —Por Leah y Justin. Y porque nuestra vida sea mejor, hoy, y siempre.

Levantamos nuestras copas, y Justin me dio una sonrisa de esas que hacían que quisiera quitarme la ropa en ese instante. Cenamos entre risas, recuerdos, y proyecciones futuras.

Cuando dieron las diez, estábamos todos sentados en el living riendo como locos. Justin tenía su brazo sobre mi hombro, y estaba relajadamente apoyado hacia atrás en el sofá.

—¿Viste el juego del otro día? —le preguntó Damon a Adam. Entonces todos los chicos, menos el mío claro, se fundieron en una conversación sobre futbol. Una vez, cuando estudiábamos juntos me dijo que no era parte del equipo porque no se arriesgaría a que le pegaran en el rostro. Pero tampoco le gustaba la otra clase de futbol. Era como... si simplemente no le interesara. Y me gustaba eso, es decir, no a todos los hombres debe gustarle el futbol. Estaba segura que Justin prefería pintar, o tal vez leer poesía mientras fumaba un cigarrillo antes que ver un partido de futbol. Porque él era así.

Justin me miró y acarició mi rostro con suavidad. Su rostro se iluminó, y entonces sonrió. Se levantó y tiró de mi mano.

—Ven, vamos muñeca.

Arreglé mi vestido mientras él entrelazaba los dedos de mi otra mano con los suyos. Caminamos en silencio y sin llamar la atención hasta la terraza.

—¿Dónde vamos? —pregunté cuando siguió caminando, para bajar a la playa.

—A dar un paseo. —respondió. De pronto par en medio de las escaleras y se quitó los zapatos sin soltar mi mano. Los tiró con fuerza hacia arriba, logrando que quedaran en la terraza.

—Sácate los zapatos.

Me lo quité y el hizo lo mismo, pero con menos fuerza. Bajamos aún tomados de la mano. Cerré mis ojos ante la fresca brisa del mar de Costa rica. Esto era el paraíso.

—Mañana...—murmuré, mientras negaba con la cabeza.

—Muñeca no lo hagas. —se quejó dejando de caminar. Sonreí.

BANG ll: Explosion of love.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora