«Locuras»

6.6K 335 70
                                    


Capitulo treinta y seis.

Respiré entrecortadamente e inhalé el aroma de Justin. Su perfume mezclado con el mío, sudor y olor a sexo. Besé castamente su cuello y me senté en sus piernas. Juntó nuestras frentes, y subió su mano derecha desde mi cintura desnuda a mi mejilla, para acariciarme. Abrí mis ojos y le miré.

—Eres lo mejor que me ha pasado en la vida. —susurró. Sus labios pararon en mi frente y cerré mis ojos, suspirando. Acomodé mi cabello hacía atrás y me paré.

Su mano izquierda aún le dolía aunque trataba de hacerse el fuerte y decir que no. Pero ambos sabíamos que si la forzaba sentiría como si se le estuviera rompiendo. Habíamos encontrado la manera de tener sexo dos días antes de venirnos a Melbourne.

Una silla, Justin sentada en ella, y yo encima de él.

Su costilla no se agitaba, y sólo yo me movía.

Era mejor para él.

Y me gustaba tener el mando. Me acerqué al baño y me metí dentro para tomar una ducha. Justin me siguió y en cambio, abrió la llave de la tina. Posó su mano derecha en mi cintura y me besó.

—No es tan malo, ¿o sí? —preguntó.

Negué con la cabeza.

Como dije, habíamos llegado hoy a Melbourne. Habíamos salido de Sydney más o menos a las ocho para llegar aquí a la hora del almuerzo. Justin había insistido a Isaac y recalcado que él no viviría en Footscray porque ''era muy peligroso'' y este nos había puesto en un edificio en Melbourne. Estaba en una zona relativamente normal, pero cerca de Footscray, lo que la hacía algo... peligrosa de cualquier manera.

No es como si salieras y te llegara una bala, pero por ejemplo había tasas más altas de robos en este lugar que en otras zonas de Melbourne además del centro, que claramente era el punto con más gente. Sea como sea, las cosas malas podías encontrarlas en cualquier lugar.

Eran a penas las diez y no tenía sueño.

Justin y yo estábamos encima de las ropas de la cama, ambos en ropa interior tomados de la mano con el cabello mojado y mirando el techo. Giré mi rostro para mirarlo. Dios, me encantaba mirarlo.

Justin sonrió de lado y luego se giró.

—¿Quieres salir? —pregunto con una pequeña sonrisa.

—¿Eh? —dije estúpidamente.

Se sentó con dificultad en el cobertor de color blanco.

—Te invito a una cita.

Me reí.

—¿Una cita? —él asintió feliz.

—Últimamente no hemos tenido muchas citas. Recorramos la ciudad de noche.

—Eso ya lo hemos hecho. —dije sonriendo.

—Sí, pero esto es Melbourne. Footscray... Y es viernes. —Me miró. —Podemos andar en moto y matar el tiempo por ahí como nos gusta.

No pude evitar sonreír ante su entusiasmo.

—Vamos, hasta Damon con Kendall salieron.

—Tú quisiste hacerlo. —levanté una ceja.

Él carcajeo, e hizo una mueca tocándose la costilla. Ya estaba casi bien según el doctor antes de venirnos, pero aún se encontraba algo resentida.

—Seguro tú no quisiste. —me guiñó un ojo. Me sonrojé y me reí. Se bajó de la cama y se agacho a mi altura para agarrarme la mano.

—Vamos, ten una cita conmigo.

BANG ll: Explosion of love.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora