Capítulo 2: Algún Día

918 107 28
                                    


Una sensación de profunda calma y tranquilidad me embargaba. Tenía los ojos cerrados y sentía la suave cobertura del asiento del autobús. Sus curvas, sus bultos, las rugosidades de la tela. Apreciaba todas las características de mi entorno con los sentidos abiertos: el suave ronronear del motor, el tintinear de las piedritas que saltaban bajo las ruedas, los gruñidos del conductor y el murmullo de alguna canción desconocida que estaban pasando en la radio. Todo eso contrastaba con los gruñidos de mi cuerpo cansado y un sabor muy dulce que captaban mis papilas gustativas. Como el de un caramelo de ambrosía.

De repente, las agradables sensaciones se desvanecieron. Intenté tocar el asiento, pero ya no estaba. Ya no se escuchaba ningún ruido. Mi cuerpo no me transmitía nada, como si hubiera dejado de sentirlo. El delicioso sabor también se había esfumado.

Abrí los ojos por primera vez, y me encontré flotando en un mar de oscuridad. Era, literalmente, un enorme plano negro, similar al universo pero sin estrellas. Me miré a mi misma, intentando encontrar una respuesta para todo esto. Pero mi cuerpo no había cambiado en absoluto. Seguía siendo la misma de siempre, con mi abrigo de paño rojo y mis pantalones remendados. Pero todas las emociones parecían haber sido absorbidas por el abismo oscuro. Literalmente, no podía pensar ni sentir nada. Mi mente estaba tan oscura como el entorno en el que me hallaba inmersa. Intenté hablar, pero las palabras murieron en mis labios. No pude pensar lo suficiente como para pronunciarlas.

Miré hacia el centro de la escena, hacia el corazón de las tinieblas. Y sentí la extraña sensación de que esta también me observaba a mí. No se escuchaba ningún ruido, pero yo sentía (de alguna manera, en alguna parte) el suave sonido de una respiración. El latir de un cuerpo. Unos pulmones llenándose de aire oscuro. Podrían haber sido mis propios pulmones, pero yo creía ver a esa criatura hecha de oscuridad y tinieblas.

Sin embargo, no sentí miedo. La criatura no me pareció lúgubre, sino extrañamente seductora y atrayente. Extendí mis brazos para tocarla. Esta me respondió, extendiendo también sus largos brazos negros y envolviéndome aún más en las sombras.

Una voz se escuchó. Arriba, abajo, en todas partes. Provenía del más pequeño rincón de ese espacio alterno, en el que habitaba una criatura más vieja que el tiempo. Mis oídos no respondían, pero todo mi cuerpo reaccionaba a las palabras de una voz suave, desconocida pero extrañamente familiar.

"A veces nos derrumbamos hasta tal punto que incluso la idea de la felicidad nos asusta. Los ojos del corazón se acostumbran a la oscuridad e incluso la luz más suave se vuelve cegadora."

-¡Abajo!

Otra voz se abrió paso, como un rayo, por el espacio oscuro. Esto hirió a la criatura, que se desvaneció junto con el resto del universo. Volví en mí y me di cuenta que estaba sentada en el asiento mohoso del autobús. Una luz cegadora se abría paso por entre las cortinas, obligándome a entrecerrar los ojos.

-¿...Q-Qué...?

-Final del recorrido. ¡Abajo!

Cuando al fin pude abrir los ojos, luego de muchos parpadeos y de frotármelos mucho, me di cuenta que el que me hablaba era el conductor. Me miraba desde la cabina de conducción con el ceño fruncido. Evidentemente, me estaba llamando desde hacía rato.

Articulé un débil "Lo siento" y recogí mis cosas. Todas las ventanas estaban cerradas, pero una luz amarilla, fuerte, vibrante, se colaba e iluminaba el interior del autobús. Y en ese momento caí en la realidad.

"Los Ángeles...hemos llegado a Los Ángeles"

Una intensa emoción me embargó. Hubiera querido saltar, gritar, abrazar al conductor, pero me contuve al ver la expresión de este último. Mientras bajaba, alcancé a oírlo murmurando "Estos niños se creen que...". Pero yo estaba demasiado ocupada como para prestarle atención.

War in the Jungle (GUNS N'ROSES) #HairRock #GNRAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora