—¿Cómo no descubrirlo? —replicó—. ¿Crees que no conozco tu forma de hablar, tu forma de pensar? Sos mi hermanita, Cele. Te reconocería aún si fue sordo y ciego.

—Alec... —dije con un nudo en la garganta. En verdad quería morirme. Me sentía como un superhéroe al que acababan de quitarle su máscara.

—No te preocupes, Cele. No se lo voy a decir a nadie —contestó, mientas se levantaba y se dirigía a la cafetera. Me revolvió el cabello cuando pasó a mi lado y agregó―: Solo si me hacés uno de tus legendarios lemon pie.

―¿Qué clase de soborno es ese? ―pregunté, girándome para verlo.

―¿Qué puedo decir? Soy un hombre de gustos simples.

♥ ♥ ♥

Así pasó la noche, entre canciones y bromas con Percy. Pero no pude sacarme de la cabeza la idea de que realmente no conocía a Casiano Ivanov.

Lo había conocido hace tres años. Guido me lo había presentado como su mejor amigo de toda la vida, aunque luego aclaró que, en realidad, se habían conocido en secundaria. Recuerdo haber intentado charlar con él. Después de todo me había parecido un chico guapo, la encarnación de esos galanes de novelas. Pero él había sido tan grosero que lo detesté inmediatamente. Después de eso apenas si habíamos intercambiado palabras cortantes hasta que lo asignaron mi compañero para el programa.

No sabía nada sobre Casiano. Él siempre era tan frío e impenetrable. Sin embargo, aquella mirada tormentosa seguía grabada en mi mente, aquella fractura en el hielo.

♥ ♥ ♥

Una noche después de clases, poco antes de que Casiano se ausentara, estábamos todos en la casa de Guido y Percy, en una reunión de la radio. Claro que el hecho de que sea una reunión oficial no quitaba que haya pizzas y cervezas por todos lados, y música sonando de fondo. En la casa del señor y la casi señora Moretti nunca faltaba la música.

—Bien, chico, estos son nuestros nuevos patrocinadores —anunció Guido, entregándonos a cada uno una copia con los nuevos anuncios que deberíamos hacer.

—¡Eh, Guido! ¿Ya te vendiste al capitalismo? —se burló Pato.

—La radio seguirá teniendo la misma impronta independiente, sólo que ahora ustedes podrán tener un sueldito —dijo Guido con una sonrisa.

—Guido, ¿por qué mi hoja tiene más anuncios? —pregunté comparando mi copia con la de Guillermo, otro de "los chicos de la radio".

—Muchas tiendas de ropa y cosas de chicas pidieron auspiciarte —respondió—. Es lógico teniendo en cuenta el estilo de tu programa en comparación al de los chicos.

—Entiendo.

—¡Mirá vos, che! Cele resultó ser la estrella de la radio —exclamó Marcos, un muchacho gordito y con voz de tenor, quien tenía el programa matutino

—Parece que la música romántica atrae —comentó Pato.

—Más que su música creo que lo que la está llevando a la fama son sus consejos amorosos —comentó Percy con una sonrisa orgullosa.

—Me pregunto si en verdad funcionan —dijo Guille—. Tengo compañeras en el trabajo que te escuchan y te creen alguna especie de Gurú del Amor.

—¿Y quién creen que ayudó a Guido? —dijo Pato con una sonrisa—. Este no tenía la más mínima esperanza con Percy hasta que Cele hizo su magia.

Las canciones de CelestinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora