Capítulo 23 - El Ultimátum

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Cerca de año y medio después de que Vince comenzara a sobresalir en la escuela tuvo una pelea realmente fuerte con su padre, al parecer el hombre había esperado que su hijo algún día recapacitara sobre el rumbo de su carrera, pero viéndolo cada vez mas inmerso en la programación, lejos de inclinarse a apoyarlo, parecía comenzar a desesperarse por lo mucho que se alejaba a lo que esperaba de él.

-¡Es lo que me gusta, papá!- le reclamó en medio del estudio donde su padre lo había mandado a llamar.

-¡No todo es diversión en la vida Vince! Tus jueguitos no van a mantenerte ¿sabes donde acaban la mayoría de los programadores? ¿El sueldo mediocre que ganan? – Vince apretó los puños.

-Soy bueno en lo que hago- su padre bufó exasperado.

-Todos creen que son buenos- y Vince no podía con su frustración.

-¡He ganado los dos últimos concursos en los que he entrado!- por fin tenía algo que podía mostrarle a su padre, algo con lo que podía demostrarle que estaba en el camino correcto, pero a éste aún así no parecía importarle.

-La vida no es como la escuela hijo, incluso si eres bueno ¿crees que podrás llevar el estilo de vida al que estás acostumbrado con un sueldo de programador? No me opongo a que tengas hobbies pero debes centrarte en la realidad, aún estás a tiempo, cuando termines la carrera podemos complementarla y orientarla a los intereses de la empresa- Vince no podía creer lo que le estaba diciendo.

-No puedo creer que me estés diciendo esto...- murmuró impactado, a su papá no le importaba nada de lo que pudiera decir, no había palabra más que la suya.

-Incluso Paul ha estado trabajando en un proyecto ajeno a la empresa para expandirse pero tiene los pies en la tierra, no es algo imposible si te esfuerzas – claro, su palabra y la del maravilloso Paul.

-Paul, Paul, Paul, Paul ¡es todo lo que sale de tu boca!- le gritó- ¿por qué no solo dejas tu amada empresa en sus manos y me dejas en paz?- gruñó y su padre golpeó el escritorio no más contento que él.

-¡Quizá debería hacerlo! ¡Al menos muestra algo de interés en el patrimonio que he dedicado mi vida a formar!- Vince rodó los ojos y levantó las manos al frente.

-Adelante ¡¿qué te detiene?! Me tiene sin cuidado lo que hagas con tu maldita empresa- su padre enrojeció, parecía que explotaría.

-¡Eres un chiquillo malcriado! ¿Dices que no te importa la empresa? Entonces tampoco verás un centavo de lo que produce, tus viajecitos escolares y todos esos juguetitos electrónicos que te compras, veamos de donde los sacas ahora, de paso puedes ir pensando como pagarás tu colegiatura, muchacho, porque no verás un solo centavo de esa empresa que tanto desprecias- Vince apretó los puños, no estaba cerca de graduarse, necesitaba el dinero pero no iba a disculparse por lo que había dicho.

-Toma tu maldito dinero y mételo por donde te entre- le gruñó entre dientes y se dio la vuelta saliendo de la habitación como alma que llevaba el diablo. El sonido de la puerta cerrándose resonó en toda la casa, si en algo se parecía Vince a su papá era en lo testarudos que eran.

Después de eso Vince y su padre habían dejado de dirigirse la palabra, pero no era una riña cualquiera, Vince descubrió cuando intentó llenar el tanque de su motocicleta que su padre había congelado sus tarjetas. Su madre le pidió que se disculpara, que hicieran las paces, pero Vince sabía que éste era el momento en que no podía echarse atrás, si se disculpaba ahora su padre sin duda lo alejaría de aquello que quería, no podía hacer eso, no ahora que sentía que por fin había encontrado su camino.

Una Adicción PeligrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora