Capítulo 26: Siempre los hemos querido.

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El sabio Yorokobikakin lanzó un suspiro largo, mostrando su frustración ante todo el alboroto y problema que se avecinaba, esperaba que Kanade, se tomara de buena forma que lo que le hicieron, fue por su propio bien y para proteger su bienestar e integridad fisíca. Ya que si no hubieran hecho lo que hicieron, Uchiha Madara, la hubiera utilizado a su antojo.

Kenzo, decidió sentarse para analizar los movimientos de su superior. Hacía bastante tiempo que no lo veía tan alarmado, la última vez que lo vió de tal forma, fue cuando su anterior discipula lo traicionó a tal punto de entregarle su ubicación a uno de sus tantos enemigos para su aniquilación.

—Gran sabio, no creo que Kanade sea capaz de traicionarnos. La conozco antes de todo este problema y no es tan mala como aparenta —informó con seguridad, tratando de ser lo más claro posible.

Era cierto, Kenzo sabía como era la Kanade despechada llena de odio que sólo pensaba en la venganza y debido a ello, le extrañó que uno de sus informantes argumentara que la chica se disculpó con él, tras haberle exigido información en lugar de darle de comer y beber, acto seguido le dio fruta con tal de que no se sintiera mal por exceso de trabajo.

Un movimiento algo distinto a lo que Kanade hubiese hecho, sobre todo en cuanto aquel pajaro, amaneció tendido inconsciente debido a una extraña sutancia que ingirió parecido al veneno, pero sin llegar a la muerte.

Kanade, nunca le daría comida de ese tipo a las aves, por eso les daba tiempo para que comieran. Dejandolas libres depués de que terminaran su trabajo y encargó que les encomendó.

—Solo nos queda confíar en ella y pensar, que no actuará en contra de nadie, pero no sé cómo actue la otra que fue liberada en este mundo —el águila, frunció el ceño ante dichas palabras.

— ¿Que quiere decir?

—La persona que esta dentro de Kanade, es alguien que la utiliza como plataforma y que planeaba estar en su interior hasta llegar al momento exacto para desaparecer su escencia por completo. Ahora, ella esta fuera de Kanade, por lo tanto tendrá que matarla si desea obtener toda su fuerza, chakra y jutsus... —renegó ante la idea de que Kanade podría morir.

—Kanade es fuerte, no morira facilmente.

—Solo esperemos lo mejor, Kenzo.





. . .






Kanade, miró a su derecha, encontrandose con un clon que yacía inconsciente a su lado. Sus labios se abrieron levemente en cuanto este desapareció tras ser absorbido por el Kamui de Obito.

Miró en dirección a sus manos y notó, como estas temblaban por la acumulación de ira y rabia que yacía en su cuerpo, apretó la mandibula con fuerza y lagrimas de coraje se acumularon en sus ojos.

— ¡Yorokobikakin! —gritó a lo alto, llamandolo con odio y una rabia irracional.

Las aves, que dormían a causa de la oscuridad de la noche, volaron de golpe causando una gran estrepitación en los árboles que comenzaron a soltar varias hojas a su alrededor.

Comenzó a gruñir y a mover sus manos desesperadamente sobre su rostro y a traves de lo largo de su cabello, sintiendo una gran desesperación. En su cabeza solo rondaban recuerdos parecidos a un sueño incapaz de frener, todo lo vivido estaba surgiendo como fuertes imagenes que no la dejaban procesar la información que llegaba y que se acumulaba cada vez más en su interior.

La impotencia, venía de la mano de aquella angustia que sentía, deseaba gritar y acomodar sus anteriores acciones, gritandose una y otra vez que fue un verdadera eatupida al dejarse manipular de dicha manera.

Kanade ShippudenWhere stories live. Discover now