Capítulo 24: Edo tensei.

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Narrador omnisciente.

C A P Í T U L O      A G R E G A D O












Observó en silencio los movimientos de Naruto, ya no podía hacer nada para ocultar lo que pasaba después de la información que le llegó a manos del equipo de inteligencia ninja. A pesar de que intentó tranquilizarlo y obligarlo a que se mantuviera al margen de la situación; para tener un poco más tiempo de protegerlo, este se negó e inició una pequeña discusión de la cual no salió victoriosa.

Sabía perfectamente lo testarudo que podía llegar a ser su compañero de equipo, más aún tras saber que sus amigos se encontraban luchando contra enemigos poderosos mientras que él, se la pasaba entrenando muy lejos del campo de batalla.

Discutieron durante mucho tiempo, la confianza que tenía hacia ella, de nuevo estaba bajo amenaza, en su cabeza testaruda de Naruto no existía más que el egoismo con la que ella se comportaba y eso, le enojaba. Detestaba que el rubio pensara de dicha forma, que la juzgara en lugar de simplemente agradecerle por su preocupación, pero ya no podía siquiera intentar el detenerlo. La actitud tan altanera de Naruto, siempre fue un problema difícil de tratar y debido a sus decisiones, era mucho mejor solo respetarlas en lugar de contradecirlas, siempre terminaba ganando el testarudo del Uzumaki.

Enfrentaron a varios enemigos mientras se dirigían hacia el campo de batalla, ambos jinchurikis estaban al tanto de la situación y de lo que verdaderamente estaban buscando los enemigos, el objetivo principal eran sus vidas y lo que llevaban en su interior. Las bestias con cola eran lo que estaban buscando y por ello, no deseaban quedarse tranquilos o, al menos, Naruto, quien odiaba que las personas se arriesgaran para protegerlo a él.

—Naruto. No tienes que ir tan rápido, podemos descansar para que comas algo —declaró, tratando de que este se tranquilizara por un segundo y que colocara los pies sobre la tierra.

Durante toda la mañana, no habían comido ni un solo plato y eso le preocupaba un poco, en realidad bastante, ya que sabía cuanto añoraba un plato de comida.

Sin embargo, se detuvo de golpe al notar como este se detenía y se daba media vuelta para mirarla con cierto resentimiento. Hacía bastante que no veía esa mirada decepcionada en el rubio y le causaba cierte inseguridad, esa mirada era la misma de cuando la rechazó al momento de tratar de darle el pesame sobre el fallecimiento de Jiraiya - sama.

—No quiero nada, Kanade. No tengo hambre, quiero llegar dónde estás todos, ¿no lo entiendes? —cuestionó con un toque de incredulidad—. Ya basta de ser tan egoísta y solo pensar en ti, es molesto —le dictamino, dejando a un lado por completo que todo lo que estaba haciendo, era con el único proposito de protegerlo.

Kanade, retrocedió un paso para alejarse por completo de este, bajó la cabeza tratando de no sentirse atacada por alguien a quien tanto quería, pero le fue imposible sentir como el ego y el orgullo comenzaban a poseerse de su cuerpo.

Cambió tanto su caracter por alguien...

Alguien que no valoraba su forma de comportarse.

—Tienes razón, soy egoísta y una estúpida por haberme preocupado por alguien a quien su vida, no le interesa en lo más minímo —levantó el rostro y enseñó, aquellas lagrímas que no permitiría que se deslizaran por sus mejillas—. Muerete de hambre, y si es posible, hazlo antes de llegar al maldito campo de batalla —maldijo, pasando de largo al rubio tras chocar fuertemente su hombro contra el de este.

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