Capítulo 07: Reclutamiento.

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07


Narrador omnisciente.

E D I T A D O












— ¿Qué clase de relación tienen ustedes? —preguntó el chico peliblanco con una sonrisa pícara.

Pero esta desapareció al notar la mirada confundida en el rostro de ambos azabache, era claro que sus actitudes eran semejantes y que ninguno de ellos diría que clase de relación entablaron durante su hospedaje con Orochimaru. Eran el claro ejemplo de una pareja de combate, aquellas que permanecían juntas sin importar contra que enemigo luchasen.

Detuvieron su andar justo en la entrada al puente Naruto, donde ambos se detuvieron en seco para mirarlo detalladamente. Habían pasado tantos años que olvidaron por completo que alguna vez tuvieron una misión como aquella, pero tras ver aquel puente con aquel nombre tan peculiar, en su mente vinieron recuerdos extraños que comenzaron a darle vueltas en la cabeza.

Sobre todo a Kanade, quien recordó aquella mirada azulada intensa que abandonó en Konoha cuando tuvo la oportunidad. Si tan solo Naruto hubiera estado durante esa decisión seguramente todo sería diferente para ella, los sentimientos que entabló con el rubio después de que Sasuke se marchara los guardo en lo más profundo de su corazón algo que la hacia sentir patética e inmadura, pero la vida injusta que le tocó fue a causa de alguien en quien confió, una persona que le quitó lo más preciado para ella: su familia.

—Oigan, ¿era fuerte Zabuza – senpai? —hizo otra pregunta, tras no obtener respuesta alguna después de varios minutos.

Kanade, analizó con calma una vez más el puente Naruto, recordando el combate que tuvieron en dicho lugar donde Sasuke casi pierde la vida y vio por primera vez la fuerza tan enorme que poseía el rubio, un chakra que siempre ansió ver después de enterarse que él era el Jinchuriki del zorro de las nueve colas. Aquella batalla les costó tanto y como siempre, Naruto logró que alguien cambiara su manera de ver la vida y esta persona a pesar de su difícil carácter decidió proteger a alguien que amaba como su última voluntad.

—Vamos —ordenó el azabache.

Los tres caminaron en silencio hasta la tumba de Haku y Zabuza, la cual se encontraba vacía, aquella espada que Suigetsu deseaba tener en sus manos fue tomada por alguien que desconocían, lo que generaría un conflicto en su trato ya que él prometió unirse a ellos si tenía en su poder aquella espada que anhelaba.

—Lo lamento, si la espada no esta aquí, significa que tardaré un poco más para unirme a ustedes —indicó con una mueca.

Los pasó de largo y comenzó a caminar en dirección a la aldea, donde fue seguido de cerca por ambos azabaches que llamaban demasiado la atención de los aldeanos. A pesar de que el peliblanco trataba de explicarles el porqué deseaba tener aquella espada, estos no demostraban mucha atención y por ello, una idea atravesó en su cabeza solo para fastidiarlos un poco.

—Me han engañado, así que para saldar la deuda deben de acompañarme a pasar el rato —sugirió, señalando en dirección de un restaurante llamativo.

Después de unos cuantos minutos los tres se encontraban en el lugar que Suigetsu deseó, quien era el único que estaba comiendo y disfrutando el lugar, mientras que los otros dos permanecían en silencio observando como este devoraba su platillo con una sonrisa en el rostro. Era claro que solo estaba fastidiandolos porque ellos claramente odiaban el perder el tiempo en lugares tan habitados.

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