«Preparativos, dieta, y más preparativos»

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Me reí. Charlie también estaría encantado con una mesa de billar.

—Vale. —suspiré.

Justin me plantó un beso gigantesco, y la apuntó con una sonrisa.

—Cariño, tómame una foto con el amor de mi vida.

Rodé los ojos y tomé mi celular. Sonrió apuntando con la máquina y luego se me perdió otra vez. También marcó un par de sets de bolas, y los tacos. Justin siguió jugando por la tienda. Tenía que darle rienda suelta al tema. Elegía cosas bastante inútiles, pero sus invitados las comprarían. Además, Justin pagaba poco más de la mitad de la boda, y el resto mis padres.

—¡Miraaaaaaa! —gritó—¡Una estufa que se enciende sola!

Tomé aire por décima vez y fui con una sonrisa hacia allá. Justin me encanta. Un par de cosas más y decidí que tenía que sacarlo de aquí antes de que eligiéramos más regalos que los invitados que teníamos.

Almorzamos con Ken y Damon ese día. Justin no paraba de hablar de la mesa de billar y lo genial que había sido apuntar con la máquina y llevar todo lo que él quería. De pronto, mi mejor amigo se aferró al brazo de Ken y la miró con cara del gato con botas.

—Ay Ken—alargó la n—yo también quiero una mesa de billar.

Kendall se rió y bebió un poco de su soda. Seguimos conversando de los inconvenientes con los vestidos de las madrinas y las corbatas de los padrinos.

Justin y yo no habíamos elegido el mismo tono azul para ambas cosas, así que teníamos que cambiar las corbatas, porque era más fácil. Miré alrededor del restaurant y noté como las personas hacían su vida relajadamente. Justin se aclaró la garganta y miró a Damon.

—Oye amigo... Leah y yo estuvimos hablando, y queremos que des el discurso en la boda.

Damon se atraganto, y por un segundo creí que sus ojos tomarían la forma de un corazón.

—¿De verdad? —preguntó emocionado.

—Si, —contestó Justin—Eres nuestro amigo más cercano, y serás el padrino principal, con la madrina principal.

—Oh Justin—Damon lo miró e hizo un gesto desinhibido con la mano—me halagas tanto.

Kendall y yo nos reímos.

—Oye, pero ustedes saben que de repente sacaré algunos chistecitos no concordantes con los invitados.

Justin y yo nos reímos.

—Lo sabemos—dije. —Pero no te pases. Nada de nombrar a personas que no nos agradan.

Damon se rió.

—Claro. Pero contaré anécdotas.

—Vale, pero... no lo arruines. —terminó Justin por decir con una sonrisa. Miré la hora y me atraganté.

—¡Debemos irnos! —chillé.

—¿Porqué? —preguntó Damon. Miré a Kendall con complicidad.

—Sólo... debemos irnos. Es tarde.

Damon se ofreció a pagar el almuerzo y Justin estuvo de acuerdo. Según Damon comería mucho en nuestra boda, así que estaba saldado. Salimos del restaurant y conduje con Kendall a mi lado mientras arrastrábamos a los chicos a algo que no sabíamos si les gustaría o no.

Hace una semana estábamos tomando clases de danza, para hacerlo bien el día de la boda.

Las clases eran un paquete, los novios llevaban a sus padrinos principales para no pasar la vergüenza de su vida, y como no le habíamos dicho a los chicos aún porque seguramente se negarían, Ken y yo estábamos bailando allí un par de días a la semana. Me estacioné fuera del gimansio y tomé a Justin de la mano.

BANG ll: Explosion of love.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora