Capítulo 25: Escape en Llamas

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- Entraba a mirar lo que nos hacían... y se burlaba de mí, también me interrogaba mientras... -solloza Effie, sin terminar la frase.

- Dejémosla prisionera también -señala Finnick.

- Yo opino que la matemos ya -recalca Johanna siseando con rabia.

- Y yo... por Madge y por lo que le han hecho a Peeta y a Effie -se suma Gale.

"Por favor, no nos maten", suplica el hombre pero Enobaria tan sólo nos mira con indiferencia, incluso con aires de superioridad, igual como me miraba mientras estuvimos entrenando antes del Vasallaje. Su arrogancia me choca y repele, pero siento que no puedo matarla así no más, aunque ganas no me faltan, sé que a Gale y Johanna tampoco.

- No. Hice un trato con Coin. A cambio de ser el Sinsajo, pedí la inmunidad de todos los vencedores incluyéndola a ella... ¿lo recuerdan? -pregunto y mis aliados asienten de mala gana, luego le espeto amenazante -. A pesar que no te lo mereces y no me caes bien, nunca me agradaste y ahora menos. 

Finnick y yo no estamos por la muerte de Enobaria; Gale y Johanna quieren su cabeza, pero un trato es un trato y debo cumplir mi parte aunque Alma Coin no ha hecho todo lo necesario por rescatar a los tributos prisioneros. 

- Vamos a llevarla donde Coin y ella decidirá qué hacer con Enobaria -resuelvo yo y agrego mirándola- ¿Por qué no te hicieron nada ni estabas en una celda?

- Porque yo preferí colaborar a cambio de mi libertad vigilada... no puedo salir del edificio, estoy recluida y confinada aquí -nos descubre su antebrazo, mostrando donde nos colocaron el dispositivo rastreador-. Aunque disfruté los interrogatorios mirando cómo torturaban a tu amorcito y a tu escolta -suelta al final con voz sarcástica y no me aguanto y le mando un puñetazo.

Me arde la mano del dolor pero se sintió bien. Ella no se lo esperaba y se tambalea un poco, luego recobra el equilibrio y esboza una sonrisa burlona, preguntando si eso es todo, le respondo que ya sabe que puedo atravesarle una flecha en el cerebro, porque no creo que tenga corazón después de decir que disfrutó las sesiones de interrogatorios y torturas de Peeta y Effie. Vuelvo a cargar a Peeta pasando su brazo sobre mi hombro, Johanna lo toma del otro brazo, salimos al pasillo de las mazmorras y al ver los contenedores, les explicamos a Peeta y a Effie que deberán meterse adentro y permitir que los tapemos antes de llegar al pasadizo que conecta con las calles subterráneas. Peeta está tan agotado y débil que no pone objeciones, apenas ha abierto la boca un par de veces. Le doy un beso antes de meterlo cuidadosamente dentro del contenedor y cerrar la tapa. Effie protesta y se muestra reacia a meterse por su propia voluntad. Gale la levanta, está tan delgada que hasta yo podría hacerlo, enseguida la introduce aunque ella se resiste un poco.

- Esto es denigrante -alega cuando Mason cierra la tapa. 

Hago un gesto que también metamos a Enobaria a un tercer contenedor, Gale la agarra por la cintura, Johanna de los pies y la meten de cabeza, más bien la sueltan adentro, sin ninguna consideración. Suelta una palabrota, quejándose y Johanna le da un puntapié por un costado haciéndola callar.  

- Vamos, andando -señalo el pasillo. 

Pero al volver al punto de guardia, uno de los agentes ha vuelto en sí, nos ve salir y nos reconoce, además Enobaria grita que nos estamos llevando a los prisioneros. Ahora Gale y yo pateamos el contenedor de Enobaria y muy fuerte. Al mismo tiempo apunto al agente con una flecha dirigida a su pecho y la dejo volar, el tipo cae muerto pero en el último segundo alcanza a oprimir un botón redondo y rojo en un panel, abajo del botón dice: "EMERGENCIA". Supongo que la fuga de los prisioneros califica como tal.

- Tendremos compañía pronto -apunta Gale.

Sin más emprendemos la carrera empujando los tres contenedores por el pasillo rumbo a la puerta de doble hoja que lleva hacia la zona del alcantarillado donde trabajan los avox. Estamos a un par de metros de alcanzarla y salir, cuando por una esquina de otro pasillo doblan unos treinta agentes de la paz armados y uno se posiciona delante nuestro gritando que nos detengamos y nos entreguemos junto con poner nuestras armas en el suelo. Miro a mis aliados y aunque son muchos, sé que podríamos con ellos... pero por la otra esquina del corredor se suman muchos más, ahora son como el doble. Mientras trago saliva y trato de decidir qué hacer, Gale carga una flecha incendiaria en su ballesta y la lanza al agente que nos sigue apuntando con su arma. Le da en la cabeza y el fuego se propaga, los agentes que no fueron alcanzados por las llamas retroceden y nosotros nos devolvemos por el pasillo, giramos por otro buscando una salida pero sólo hay puertas y ascensores. El fuego ha activado las alarmas contra incendios, los rociadores dejan caer una lluvia de agua sobre nuestras cabezas, el personal de turno sale de las oficinas gritando, corriendo y tropezando entre ellos a tontas y a locas. Aprovechamos la confusión para meternos en un ascensor de carga pero no caben todos los contenedores, debemos dejar uno así que sacamos a Enobaria y la metemos con nosotros. Levanto la tapa del contenedor que tiene a Peeta y compruebo que ha perdido el conocimiento. Effie abre la tapa del suyo asomando su cabeza y pregunta alarmada qué ha pasado, por qué tanto griterío y por qué estamos todos mojados.

Sinsajo HeridoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora