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Jane apareció en la habitación de las celdas donde tenían a sus amigos. Caroline, Elena, Damon, Stefan, Connor. Y los demás que eran humanos estaban en otro lugar donde la verbena no llegaba.

-Connor deja de golpear los barrotes... es imposible. –dijo Elena mientras que Connor literalmente dejaba sus fuerzas en golpear los barrotes.

-No podemos quedarnos aquí encerrados. –argumento el chico furioso, y Jane sonrío levemente al escuchar su voz.

Era una lástima que no podía verla. Connor recargo su rostro en los barrotes y respiro pesadamente.

-Necesitamos salir de aquí. –murmuró Caroline al toser levemente por la verbena. –Vamos a disecarnos... no hemos comido en días.

Jane frunció el ceño y vio el color pálido en los cuerpos de todos. Connor era el más resistente, pero si seguía golpeando los barrotes iba a debilitarse pronto.

-No hay humanos en kilómetros alrededor... si bien tenemos suerte, nos disecaremos antes de que nos maten por órdenes de Davos. –dijo Connor amargamente y Jane frunció el ceño.

-Muero de hambre. –dijo Damon en una queja, que estaba sentado en el suelo de su celda. –Daría lo que fuera por algo de sangre.

-Cierra la boca, Damon. –dijo Stefan al dar un leve golpe en la pared que estaba conectada con la celda de Damon.

Jane miró alrededor y la situación era deprimente. Todo era deprimente. Jane camino hasta la puerta de entrada tratando de buscar algo. Rodó los ojos y apareció al otro lado del pasillo, y vio las típicas plantas donde Davos solía guardar las llaves de las celdas. Allí vio a un vampiro vigilando, e intento algo, solo por si funcionaba.

Uso su fuerza y pudo romper su cuello. Al parecer a pesar de ser un fantasma seguía conservando su fuerza de vampiro. Era un vampiro fantasma, vaya ironía.

Tomo las llaves de la tierra de las plantas y volvió a aparecer en la habitación. Miro a todos y se decidió por darle las llaves a Stefan, él siempre sabe qué hacer.

-¿Soy yo el único que ve las llaves flotando? –pregunto Damon al ver las llaves moviéndose en el aire, y Jane sonrío.

-Yo también las veo. –dijo Connor y todos se apegaron a las celdas para ver las llaves.

-¿Cómo demonios? –musito Caroline cuando las llaves se iban acercando a la celda de Stefan.

Stefan frunció el ceño y las llaves cayeron dentro de su celda.

-Son las llaves para irnos. –musito Connor. –Algo raro está sucediendo, pero si perdemos tiempo en averiguarlo no podremos irnos de aquí.

Stefan tomo las llaves dispuesto a irse, pero alguien abrió la puerta de la habitación eran más vampiros. Jane maldijo levemente cuando un vampiro le dio un golpe en el rostro a Stefan y le quito las llaves.

-Deberíamos decirle a Davos... -dijo uno de los vampiros. –Algo raro está sucediendo.

*

-¡Se están muriendo de hambre! –argumento Jane molesta mientras que Diane caminaba por los pasillos de la casa.

-Lo sé, Jane. –argumento la chica. –Mi padre dio órdenes específicas de disecarlos y que unas llaves se muevan mágicamente dentro de la habitación no ayuda a que nadie se entere de que hay un fantasma por aquí. –dijo al detenerse a verla.

Jane la miró mal.

-Quiero estar viva, y empiezo a perder la paciencia. –dijo irritada. -¿Por qué estás tardando tanto en asesinar a tu padre?

Jane SalvatoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora