5

16.4K 828 85
                                    


Nadine sonrío al ver al hombre con el que había estado saliendo después de la muerte de Giuseppe Salvatore.

-¿Y entonces? ¿Nadie sabe lo que paso con Giuseppe? –pregunto el hombre, viendo a Nadine.

-Dicen que un vampiro acabo con su vida, es una lástima... Giuseppe murió siempre peleando por que los vampiros salvajes murieran. –contó Nadine, con mortificación. –Y murió en garras de alguno de ellos.

-¿No lo encontraron?

-No. –dijo Nadine. –Durante la noche de seguro debió de haberse escapado alguno, pero sin rastros... ese día fue todo un desastre, inclusive tampoco encontraron los cuerpos de los hijos de Giuseppe, Damon y Stefan... si no en estos momentos tendría el honor de hablar con un hombre Salvatore.

-¿Tus hijos murieron? –cuestiono.

-No, mis hijos no murieron. –se apresuró a decir Nadine. –Giuseppe mantuvo una relación antes de mí, con Lillian Salvatore... y fueron sus dos primeros hijos los que murieron en la batalla.

Él hombre asintió.

-Me hubiera gustado conocer a alguno de sus hijos, para tener el honor de hablar con un Salvatore, Giuseppe ha sido un gran beneficio para terminar con los vampiros, sus hechos estarán siempre en nuestras memorias, señora Nadine. –dijo.

Nadine sonrío.

-Si me disculpa, aún hay una hija de Giuseppe que puede recibir su agradecimiento. –interrumpió. -¡Jane, cariño! ¿Puedes bajar un momento?

Él vampiro sonrío, y se escucharon unos leves pasos aproximarse y bajar las escaleras.

-Ven aquí cariño. –dijo Nadine, y una pequeña niña de 10 años se aproximó a su madre. –Ella es mi hija, Jane... hija de Giuseppe Salvatore. –la presento, y la niña sonrío levemente, mientras que su madre tomaba su mano. –Jane, él es Davos, un amigo de mamá.

Davos sonrío, ante la linda escena de una madre e hija.

*

Damon volvió a hacer una mueca de dolor, mientras que Elena revisaba su herida.

-Quédate quieto, Damon. –dijo Elena, regañándolo.

-No puedo, me duele. –dijo testarudamente. –Es decir, han pasado días y sigo teniendo un maldito moretón en mi cara.

-Nadie te manda a ponerte en el camino de Jane. –dijo Stefan, enfocado en unos papeles viejos.

-Me golpeo porque creyó que era el tal Davos que está buscándola, ni siquiera le hice nada. –dijo el chico, de mala gana.

-Aquí esta. –dijo Stefan. –El título de propiedad de una casa al lado del lago. –dijo al leer el papel. -¿Recuerdas ese tiempo de mala economía que tuvimos porque nuestro padre decía no tener dinero?

Damon asintió.

-Fue en las mismas fechas en las que compro esa casa, la cual nunca vimos porque seguramente allí tenía a la madre de Jane y a Jane viviendo. –dijo, dando a conocer sus hipótesis.

Damon rodó los ojos.

-Busca algo más comprometedor que una casa en el lago, Stefan. –dijo, una vez que Elena dejo de revisar su herida.

-¿Por qué no simplemente van y le preguntan a Jane, y listo? –pregunto Caroline, fastidiada.

-Por qué no sabemos dónde buscarla y por qué no se ha molestado en aparecerse en días. –dijo Stefan.

Jane SalvatoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora