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Damon estaba sentado en la sala de la casa Salvatore, jugando con la nueva espada más atesorada en la familia. Mientras que pensaba en cosas estúpidas, pero fue interrumpido por un fuerte golpe en la cabeza.

-¡Jane! –se quejó cuando al chica le quito la espada de sus manos.

-No puedes jugar con eso, puedes morir, Damon. –dijo la chica, al acercarse para guardarla en su caja.

-Ow, ¿estás preocupándote por mí? –pregunto Damon burlón, con cierto tono de ternura. – ¿Desde cuándo somos tan cercanos?

-Desde que Giuseppe Salvatore tuvo sexo con mi madre y me condeno a una eternidad con un odioso hermano mayor. –respondió Jane, una vez que tomo la caja en sus manos.

-¿A dónde la llevas?

-A un lugar seguro... aquí corre peligro de que la encuentren, como la última vez.

La vez que Davos capturo a Jane para torturarla y sacarla del país, ella le había quitado la espada y salido corriendo antes de que algo hubiera sucedido, y Davos la había dejado ir porque era un idiota, y no creía que Jane tomarla venganza por él.

-Cuidado con eso, nuestra esperanza de terminar con el enfermo de tu padrastro está en esa espada, Jane. –le dijo Damon seriamente.

Jane se detuvo antes de salir por la puerta.

-Lo sé, Damon.

Damon asintió, al volver a girarse para seguir en sus pensamientos. Pero Jane se quedó de pie en la puerta, observando a su hermano mayor.

-Sigues aquí. –dijo Damon. -¿Por qué?

-Damon... -murmuró Jane al volver a acercarse a él, y Damon alzó la vista hasta ella.

Adiós orgullo.

-Lo lamento. –dijo Jane, y Damon frunció el ceño. –Por lo de Elena... por poner su vida en peligro y restarle hasta la mínima importancia.

Damon solo la miró extraño, porque no se esperaba la disculpa.

-Gracias. –respondió. –Supongo.

Jane asintió levemente, para luego seguir con su camino y salir de la casa. Damon se quedó en silencio un rato más, y por aburrimiento empezó a beber solo. Por qué nadie estaba en casa aquella tarde.

Tenía que admitir que se sentía muy acostumbrado a las peleas con Jane, le agradaba molestarla, a pesar de que ella perdía la cabeza con tan solo verlo. Siempre se preguntó cómo hubiera sido si Giuseppe tuviera una hija, si en verdad fuera igual de cruel con una mujer como con él. Jane parecía haber pasado mucho por la tortura de Giuseppe, y aparte por la de Davos. Debería de ser un infierno que tus dos padres te hicieran algo así.

Alguien toco la puerta, sacándolo de sus pensamientos y se levantó para abrir.

-¿Qué quieren? –pregunto una vez que abrió la puerta.

Pero antes de que pudiera correr de los vampiros de Davos frente a él, le inyectaron verbena.

*

Las épocas de Guerra en Mystic Falls por reinos eran catastróficas. Tanto que la comida empezaba a terminarse, y la familia de Connor tuvo que recurrir a mandar a su hijo a las guerras.

Era un excelente hombre de combate, y solía enfrentarse con otros tipos durante la batalla.

Era el primogénito de la Familia O'Connel, tenía 22 años y disfrutaba mucho de la vida yendo de un lado a otro bebiendo y peleando para servirle a un rey inútil que no hacía nada por los demás, y solo causaba penas y tragedias para el reino.

Jane SalvatoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora