6

13.4K 743 104
                                    


Davos era un hombre de estatura media, cabello castaño y ojos cafés, se veía como un hombre de unos 40 años, pero era un vampiro, iba vestido de negro, y parecía tener un rostro inocente, a pesar no producirle confianza a nadie.

-¿Quién diría que iba a encontrarme con la pequeña Jane en medio del bosque, con dos vampiros más? –pregunto, al dar varios pasos al frente, Jane se quedó en su lugar, aun sosteniendo la espada. -¿Quiénes son?

-Nuevos amigos, nadie que importe. –dijo Jane, al ver de reojo a Damon y Stefan.

-Si no fueran de importancia, no tendrían el descaro de dejar que una chica sostenga una espada para poder defenderse. –dijo. –En la época en la que nací, los hombres tenían más valentía de la esperada.

Damon y Stefan intercambiaron miradas.

-¿Quiénes son? –insistió el hombre, mirando a Jane.

-Nadie. –respondió la chica. -¿Qué estas esperando? ¿Otros 140 años para matarme? Aquí estoy, veamos que tanto has practicado.

Davos sonrío.

-No voy a matarte, tu madre me odiaría por eso. –dijo. –Pero, por otro lado... Connor no corre son tu misma suerte...

-Él no está aquí. –dijo Jane.

-Pero lo estuvo. –dijo Davos, y señalo la espada que había en el suelo, Jane frunció el ceño. –Acéptalo Jane, tú y tus dos amigos están muertos, somos demasiados. –dijo al extender sus manos, refiriéndose a los vampiros a su alrededor.

-No importa. –volvió a decir Jane.

Davos apretó la mandíbula, ante el descaro con el que Jane hablaba con él.

-Por el amor le tuve a tu madre, voy a dejarte ir. –musito, amargamente. –Dile a Connor que dé la cara, tenemos asuntos que arreglar.

Jane solo bajo la espada, al girarse para llevarse a Damon y Stefan.

-Ellos no. –interrumpió Davos. –Al cabo no importan, ¿cierto, Jane?

Jane se quedó quieta, al escuchar sus palabras y no tardo en pensarlo mucho, porque eran sus medios hermanos o ella.

-No, no importan. –dijo por último, y luego desapareció corriendo rápidamente.

Davos sonrío ampliamente, y Damon y Stefan volvieron a intercambiar miradas.

Jane los había dejado en manos de los cazadores de vampiros de los que estuvo corriendo, quien probablemente podrían matarlos.

*

Stefan pudo abrir los ojos gracias a la leve luz que entraba por las ventanas de la oscura habitación. Y también pudo percibir un dolor en todas sus extremidades.

-Hora de despertar, Stefan. –escucho la voz de Damon.

Stefan frunció el ceño, al ver que estaba atado a un tipo de artefacto de madera en forma de X, con las manos atadas y los pies también.

-¿Damon? –pregunto al no verlo en ningún lado.

-Aquí, atado detrás de ti. –respondió Damon.

Un Salvatore a cada extremo de la cruz, solo separado por la madera, espalda a espalda.

-¿Qué sucedió? –pregunto Stefan al tirar fuertemente de las cuerdas con verbena.

-La pequeña perra de nuestra hermanita nos dejó abandonados en el bosque con los cazadores, ¿recuerdas? –dijo Damon.

Stefan cerró levemente los ojos al recordarlo.

Jane SalvatoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora