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La joven adolescente apareció en medio de la sala de los hermanos Salvatore, y vio la espada sobre un mueble. Se acercó a intentar tocarla, pero fue como si solo no se le permitiera tocar la espada, ya que podía hacer contacto total con cualquier cosa, menos con eso. Negó levemente con la cabeza al seguir con su camino hasta el sótano.

Diane dio un leve golpe en la cara de su padre, para que despertara.

-Diane... ¿Dónde demonios has estado? –pregunto al despertar, la chica literalmente se había desaparecido las últimas semanas.

Davos estaba débil y tenía heridas en el cuerpo, y desde hacía unos días no comía nada, nunca creyó que todo lo que le había hecho a los vampiros se le devolvería, y menos por parte de los hermanos Salvatore.

-Voy a sacarte de aquí. –dijo Diane al tomar un cuchillo y empezar a cortar las cuerdas, Davos la miro asombrado. –Pero tienes que irte pronto... no tardan en llegar los que viven aquí.

-¿Por qué estás ayudándome? Pensé que estabas del lado de ellos... -dijo Davos una vez que Diane soltó sus cuerdas.

-Porque eres mi padre. –dijo Diane al verlo y Davos miró el lindo rostro de su hija, hacia tanto que no la veía. –Y porque creo que podríamos tener otra oportunidad de una nueva vida... estuve hablando con las brujas, el hechizo del sacrificio aún está en pie... si Jane muere, puedo volver.

Davos abrió levemente los labios, aturdido por la noticia y alegre por la oportunidad de que su hija pueda volver a la vida.

-Papá, puedo volver. –dijo la chica mirándolo, con una sonrisa en su rostro. –Ahora eres humano... podemos tener un comienzo, una familia...

-Pero Jane...

-Tienes que matarla. –dijo Diane mirándolo, Davos paso saliva. –Si no siempre seré un fantasma... y odio serlo. –su voz se quebró un poco, y Davos acaricio la mejilla de su hija. –Quiero volver, papá.

-Lo haré. –dijo mirándola. –Jane morirá, hoy voy a matarla.

Diane sonrío levemente y asintió, su plan iba perfecto.

*

Jane hizo presión para tratar de ganarle la partida de vencidas a su hermano Stefan. Había estado entrenando últimamente con Connor y su fuerza había aumentado un poco, pero el traidor de Connor también había estado ocupado haciendo entrenamientos con Damon y Stefan para "fortalecer su relación con sus cuñados".

-Acéptalo, vas a perder... soy mayor que tú. –dijo Stefan haciendo presión, era el típico juego de venciditas, el que pusiera el puño del otro sobre la mesa ganaba.

-Ser viejo no es ser más fuerte, Stefan. –dijo Jane concentrada.

-¡Vamos Stef! –dijo Damon alentándolo.

-Yo estoy de parte de Jane. –contradijo Connor a Damon, ambos mirando la unión de las manos de Stefan y Jane.

-¿Por qué? –cuestiono Damon al verlo. -¿Te sacan del cuarto si le das la contra?

-Algo así. –respondió Connor.

-Cierren la boca. –dijo Jane y ejerció más fuerza, haciendo que la mano de Stefan tocara la mesa, ganando.

-¡Eso es todo! –dijo Connor haciendo escándalo.

-¡Stefan! –lo reprendió Damon y Stefan sonrío levemente.

-La entrené por años, obviamente es más fuerte. –dijo Connor con un aire de superioridad.

-Pero te defendiste bastante bien. –dijo Jane al flexionar su mano y miró a Damon. -¿Sigues? Apuesto a que te aplastare, querido hermano mayor.

Jane SalvatoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora