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-¿Puedo ayudarte en algo? –pregunto Nadine al abrir la puerta, y allí estaba Katherine.

-Hola. –sonrío. -¿Tu eres Nadine, la mujer de Giuseppe Salvatore?

Nadine frunció el ceño.

-Jane, ve a tu cuarto y no salgas, ahora. –ordeno seriamente.

-¿Por qué? –pregunto la pequeña niña.

-Solo hazlo.

Jane se puso de pie, al dirigirse a las escaleras.

-Es una lástima que la casa estuviera a nombre de Giuseppe, ¿cierto? –pregunto Katherine al dar un paso al frente.

-Por favor, tengo una hija...

Jane estaba observando desde las escaleras. Y cuando el rostro de Katherine se transformó al de un monstruo y ataco a su madre deseo no existir del miedo, era una niña, era normal que se asustara.

Nadine grito, pidió ayuda, pero no hubo nadie que la escuchara, solo su pequeña hija.

Una vez que Katherine la asesino, miro a la niña, pero no la ataco, solo salió por la puerta, dejando a Jane con el cadáver de su madre.

*

-A tu derecha. –dijo Connor a Damon, antes de que la espada rasgara su piel, Damon alcanzo a hacerse a un lado.

Seguían practicando, porque Damon resulto tener buena mano para los combates de espadas.

-Demasiado lento. –dijo Damon, antes de encajar la espada en el suelo, al lado de la cara de Connor.

-Ya quisieras. –dijo al empujarlo, y encajo la espada en el suelo, cerca de la cabeza de Damon.

Damon suspiró, y Connor le ayudo a ponerse de pie. Estaban practicando en la sala.

-¿Quisieran dejar de hacer tanto ruido? –pregunto Jane desde el sofá, donde trataba de dormir plácidamente. –Intento dormir, par de idiotas.

-Son las 2 de la tarde, querida hermanita. –dijo Damon.

Jane lanzo un cojín en su dirección, lo suficientemente fuerte para que Damon se quedara sin aire.

-Sigo preguntándome, ¿Por qué eres tan fuerte si nunca entrenaste con Davos como vampiro? –pregunto Stefan, entrando en la habitación.

-Entreno con el mejor de todos: conmigo. –dijo Connor, Jane aún seguía tratando de dormir.

-Espero que seas el mejor cuando mates a Davos. –dijo Stefan, al verlo. –Por qué solo has estado huyendo con Jane durante todo este tiempo.

-Lo grandes planes se planean con cuidado, Stefan. –respondió Connor. –Aparte, no fue mi idea escapar de Davos, si no de tu querida hermanita.

-¿Quisieran dejar de decir la palabra "hermanita"? –pregunto Jane. –Me aturden.

-Hermanita. –repitió Damon.

De nuevo le lanzo un cojín.

-Solo llevamos dos horas siendo hermanos, ¿y ya estás molestándome? –pregunto Jane a Damon, al sentarse en el sofá. –Tendremos problemas, Damon Salvatore.

Damon le alzo una ceja.

-Basta. –volvió Stefan a tratar de calmarlos.

-Está bien, ya no te molestare, pequeña Salvatore. –musito Damon.

Jane SalvatoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora