CERO

1.3K 109 82
                                    


[00]


PRONTO

Algo mareado alzó su copa, brindando con todos a su alrededor se sentía dichoso. Incluso algo temeroso.

Porque no sabía si él saldría de esta con vida. Que hablar de él... le preocupaban más sus hijos.

Valientes, obstinados, rebeldes y necios. Ya nada podía hacer para que cambiasen de opinión. Él no quería que pelearan; se fue durante años para encontrar alternativas, para formarse otro camino... pero ellos se negaron. Y a pesar de que le costara aceptarlo, sus hijos no eran ya unos niños.

Gustave, oh. Su Gustave. Siempre tan fiel y noble... a pesar de ello nunca dudaba en sacar sus garras para defenderse a sí mismo y a los suyos. Era su orgullo.

Pero Lena... Ella era su Magdalenita. Siempre tan valiente y astuta que no hubo día desde que nació en el cual no sonriera a causa de ella. El retrato en persona de la mujer que amaba, pero sabía muy bien que en realidad su hija y él eran muy parecidos, -bastante, solía decir la gente-. Y es que esos ojos, ¡los venditos ojos! No podía verla sin verse a sí mismo en ella.

—Papá, es hora de irnos —susurró Lena, su hija, a su lado.

Asintió sin muchas ganas y ajustó su chaleco de piel de dragón una vez más, antes de salir de la carpa para enfrentarse a aquella guerra.

Sus hermanos y sobrinos –solo algunos, no todos-, se encontraban alistándose también.

Armas muggles, varitas, animales fantásticos y artilugios oscuros iban a ser utilizados para lograr vencer al bando contrario. Él no estaba del todo de acuerdo con eso, pero ya no había elección alguna.

Antes de que su hija hablara para dar órdenes al ejército que habían formado, la abrazó por los hombros con fuerza.

—Recuerda que todo esto no es por ti ni por tu madre —susurró mientras con su mano izquierda acariciaba la espalda de Lena tratando en vano de transmitirle paz—. Todo este caos, odio y guerra es para que en un futuro nadie más de nuestra familia ni de ninguna otra tenga que pelear.

Extrañada, pasó los brazos por el torso de su padre y dejó que terminara de hablar. Entendía muy bien su punto, pero nadie la entendía a ella.

Nadie sabía del infierno que sufría cada vez que cerraba los ojos y ante ella se mostraban las muertes de las personas que más amaba.

Se separaron y ambos se dieron una sonrisa mutua que emitía un poco de esperanza.

La hija de Robert Sheathes se aclaró la garganta y así la gente dirigió su atención hacia ella.

Robert, por su parte, la miraba con mucha admiración. Su niña, su bebé, se estaba convirtiendo en toda una líder y la gente a su alrededor lo notaba mucho: nadie hablaba cuando ella lo hacía, nadie le llevaba la contraria sin argumento alguno, poseía el respeto de todos los presentes y nadie, nunca nadie, había mostrado tanto valor como ella.

Se deleitó ante la elocuencia con la cual se expresaba a tal punto, que le fue difícil volver a la realidad.

—Se ha convertido en toda una guerrera —musitó su fiel amigo Joshua Hochbaum.

Robert soltó un suspiro y palmeó el hombro de su compañero.

—Se ha convertido en toda una guerrera. Si, lo sé... ¿pero a qué costo?

—Hacemos lo que está a nuestra disposición, Rob. No te atormentes más. —Señaló hacia donde sus dos hijos se encontraban hablando—. Nadie quería que todo esto pasara pero así ha sido, tenemos que pelear por lo correcto.

Aprendiz de los doce magos | [Harry Potter Fanfiction]Where stories live. Discover now