d i e c i s i e t e

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La última notita de Alex bailaba entre los dedos de Britt, tanto tiempo había jugado con ella desde aquella mañana que la encontró en su casillero que la pobre hoja de papel reciclado ya comenzaba a romperse. Sus compañeras de clase sentadas a su alrededor hablaban de mil y un temas, y ella trataba de seguirles la plática a pesar de que no estaba poniendo para nada atención.

Su mente y conciencia en aquel momento seguían atoradas en la mañana, en el momento exacto que había visto el pedazo de hoja. Cuando Blue y Nidia vieron la notita, pensaron en quitársela y tirarla a la basura, pero cuando vieron los ojos de Britt brillar con ella, decidieron dejar de lado su problema propio con Alex.

El sentimiento cálido tras ver la letra de su amigo se había sembrado en su pecho y ni siquiera el nerviosismo por el increíblemente largo y difícil examen de geografía lograba reemplazarlo. A pesar de seguir sintiéndose avergonzada por el incidente de aquel día —y que cuando lo recordaba le invadían las ganas de patear al chico— extrañaba bastante a Alex.

Y es que hace mucho que había dejado de ser solo un chico más de su clase, ahora era probablemente uno de sus amigos más cercanos junto a Blue y Nidia. También gracias a él, aunque fuera indirectamente, había comenzado a convivir con más personas, ¿sería buena idea entonces perdonarlo de una vez por todas? ¿Quizá mejor esperaría a que él diera también el siguiente paso?

Cuando finalmente levantó su mirada de sus manos, se dio cuenta de que Alex estaba mirándola. Y luego intentó hacerlo parecer como que estaba estudiando el mapamundi detrás de Britt, lo que puso una sonrisa burlona en los labios de ella.

—¿Ya se reconciliaron, Bri?—preguntó Melissa.

Britt simplemente se encogió de hombros, sin saber que decir. Ana tomó su mano de Britt y la apretó con cariño, demostrándole su afecto mientras trataba de estudiar los movimientos de placas tectónicas.

De nuevo sus ojos se dirigieron hacia Alex, quien ahora estaba estudiando sus apuntes y tenía audífonos puestos. Dio la vuelta a su libreta y, utilizando la última hoja, escribió un pequeño mensaje en la esquina inferior.

Arrancó el pedazo de papel y se lo dio a José, su compañero de la fila delante de Ana.

José se lo dio a Marta, Marta a Fernando y Fernando finalmente lo entregó a su destinatario.

-

Alex:

Lamento decirte que la suerte jamás está de nuestro favor.

Britt.

PD: ¿podemos esperar para tener una conversación hasta que los exámenes terminen?


La chica de los libros (en edición)Där berättelser lever. Upptäck nu