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Britt había llegado tarde a la escuela; su había quedado toda la noche ayudando a su hermano menor a hacer la tarea que ambos se habían quedado dormidos. Su mamá los despertó y les dijo que ya había avisado a sus escuelas que llegarían tarde, pero eso no significaba que podían tardar mucho más.

La chica de pelo corto había corrido con todas su fuerzas tan pronto como se puso el uniforme y medio-arregló su cabello, solamente para saber que la maestra de matemáticas no se había podido presentar a clases. Caminó arrastrando sus pies hasta su casillero, sacó sus libros, libretas y la carta de Alex que estaba segura de que estaba ahí, guardándola en la primera libreta que pudo.

Entró a su salón, tomó asiento rápidamente y trató de platicar con sus compañeras de clase para pasar un rato agradable, ellas se habían sorprendido al principio, pero jamás bloquearon su entrada a la conversación. Se la estaba pasando de maravilla y reía a más no parar con ellas contando su aventura de la mañana hasta que sus ojos captaron algo inusual: Alex se encontraba leyendo Harry Potter y la piedra filosofal.

—Así que ya lo notaste—dice Ana, su compañera favorita de clase, mientras todas comienzan a golpear su hombro a manera de juego.

Britt saca rápidamente su libreta y lee la carta del castaño, una pequeña sonrisa iluminando su rostro mientras toma un pedazo de hoja de esa misma libreta para escribir una rápida contestación.

—Si necesitas ayuda para cualquier cosa, aquí estamos—dice Melissa, otra de sus compañeras mientras ella se levanta de su asiento.

Su corazón late con fuerza y un sentimiento cálido invade su pecho mientras asiente rápidamente con la cabeza y avanza sigilosamente a donde se encuentra Alex, quien leía y trataba de poner atención a la conversación que sus amigos llevaban.

Aaron observa como la chica se acerca a ellos y golpea ligeramente el Alex para que este despegue los ojos del libro, cumpliendo su cometido.

—Hola, Britt—Alex le dedica una sonrisa a la chica y señala orgulloso su libro.

Britt le entrega el trozo de papel a medio doblar y, hasta entonces, le devuelve la sonrisa.

—Más te vale leer los libros y no solo ver las películas, créeme, me daré cuenta.

Y, mientras ella camina de regreso a su lugar junto a sus compañeras, puede escuchar a los amigos del chico gritar y hacer alboroto a modo de apoyo

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Alex:

Trato hecho, no creas que no te tengo confianza, pero esperaré mi libro dentro de un mes.

Britt.

La chica de los libros (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora