La chica de los libros (en edición)

t r e c e

Britt esperaba ansiosa el momento en que Alex apareciera por la puerta. Llevaba más o menos tres días sin aparecer en la escuela, había enfermado en una salida con sus padres y su hermana y el doctor le había recomendado descansar y ausentarse de la escuela.

A pesar de que hablaban diario a través de mensajes, la chica no podía no estar nerviosa por su amigo. Era miércoles ya y, a pesar de que el doctor le había dicho que para el lunes ya estaría mejor, él seguía hablando de lo mareado y desanimado que se sentía, ni siquiera con ánimos para leer.

El quinto suspiro cansado de Britt fue escuchado, mirando la lluvia a través de la ventana mientras recostaba la cabeza en el escritorio.

—¿Britt?

La mencionada levantó rápidamente su cabeza, encontrando a Don a su lado, sus ojos perdiendo su brillo al ver que no se trataba de Alex.

—Oh, hola, Don. ¿Necesitas algo?

—Si, espero que no te moleste—dice él mientras se roba la silla del asiento del lado para sentarse—. Se supone que hoy debería de ir a entregar las tareas pendientes de Alex a su casa, pero el entrenador de fútbol decidió adelantar el entrenamiento de hoy por unos asuntos, ¿podría ir a su casa y llevarle la tarea por mí?

Don tuvo que contener una risita en su garganta en cuanto notó como Britt sonreía y sus ojos parecían iluminarse con la simple oferta.

—Me encantaría, pero no sé dónde vive.

—Por eso no te preocupes, su hermana vendría por mi más tarde, le enviaré un mensaje y tu número para que sepa que irás en mi lugar—dice él mientras se levanta y después de que Britt asintiera enérgicamente, confirmando el plan—. Suerte, campeona.

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Britt:

¿Te han dicho que tus abrazos son cálidos, cómo una taza de café en el invierno?

Gracias por venir a visitarme, al parecer necesitaba verte para que los mareos desparecieran.

Alex.

PD: Mi hermana te adoró, espera mensajes de su parte bastante seguido a partir de ahora.