Lo besé en respuesta y entonces nos levantamos para vestirnos. Hacía mucho calor aquí. Me coloqué pantalones negros ajustados, con unas botas negras también estilo militar y una polera blanca de tirantes delgada.

Justin me miró.

—Ponte algo encima de eso, muñeca. Andaremos en moto.

Asentí y tome una blusa de jeans clara. Justin tomó mi mano y me hizo girar en mi lugar. Me acercó con rapidez a él y me besó.

—Perfecta. —me colocó un mechón de cabello por detrás de la oreja. Y sonreí, para robarle otro beso.

—Vuelvo en un segundo.

Justin asintió y se sentó en la cama para colocarse sus zapatillas. Me metí al baño y me apliqué un poco de rímel, y base en mi rostro. A penas un toque de brillo en mis labios, y salí.

Él estaba recargado en la puerta. Y ahora, se había puesto una chaqueta de jeans también. Jodido bastardo. Tomé una mochila Louis Vuitton que me regaló mi mamá hace mucho y la puse en mi espalda.

—¿Y eso? —dije sonriendo, y tomando mi celular.

—Quiero que nos vemos iguales y crean que somos con Barbie y Ken.

Me reí junto a él.

Se giró, y se colocó un sombrero negro. Me miró y se encogió de hombros.

—Me gusta usarlo.

Me reí y negué con la cabeza. Me ofreció su mano y salimos de la habitación. El departamento era totalmente normal. Teníamos una televisión en cada dormitorio, dos camas grandes un living, una cocina y dos baño limpios y un estacionamiento abajo.

—Joder, Damon se llevó la moto. —maldijo. Tomó las llaves del auto que Isaac había traído y por fin salimos.

Estábamos en el piso quince. El último con el que contaba el edificio. No estaba para nada mal. No era como el de Sydney pero sabríamos mantener el lugar. Afuera hacia una noche preciosa. El clima era perfecto, las estrellas brillaban, y nosotros estábamos juntos.

Al salir del ascensor caminamos de la mano hasta el auto. Me abrió la puerta del copiloto como siempre lo hacía y luego se dio la vuelta para subirse. Sonreí inconscientemente, y él me dio un casto beso en los labios mientras me colocaba el cinturón de seguridad.

Él no se lo puso.

Joder, como odiaba que no lo utilizara. Si fuera por él me envolvería en una esponja para que nada me pasara pero cuando se trataba de sí mismo era completamente despreocupado.

Jamás le había gustado usarlo y sabía que eso seguiría así hasta que su vida corriera peligro. Me acerqué como pude y tiré del cinturón de seguridad para ponérselo. Negó con la cabeza riendo pero lo abroché y se quedó así. Entonces nos fuimos.

Comenzamos a andar. Diez minutos después quería sentir el viento en mi rostro y mi cabello hacia atrás. Desabroché mi cinturón y apreté el botón para bajar la ventanilla. Me revolví al cabello que se fue hacia atrás al instante mientras cruzábamos una pasarela gigante para así llegar al centro. Unos segundos después me senté de nuevo, me acerqué a su oreja y sonreí.

—Te amo. —murmuré. Él me miró por encima de su hombro sonriendo y me robó un beso ya que estábamos cerca.

—Yo también te amo.

Demoramos una media hora en llegar y además decidir donde dejaríamos el auto.Encontramos un lugar de comida rápida que estaba abierto las veinticuatro horas, y tenía estacionamiento así que decidimos dejarlo ahí y después comprar algo.

BANG ll: Explosion of love.Where stories live. Discover now