Había convencido a medio mundo para que hablara con ella, pero la chica parecía ser complicada. Muy complicada.

Ni quiera las sabias palabras de Stefan funcionaron, y al parecer Connor había estado ocupado alimentándose, aprovechando el drama de Elena para que nadie lo acusara de asesino en serie por beber de humanos.

Por otra parte, Jane estaba tan molesta internamente. Sabía que Elena no tenía la culpa de todo esto, y que quizás ser la culpable de su muerte solo para fastidiar a Damon era demasiado... pero había anhelado con toda su alma asesinar a Katherine, que parecía bastante complicado querer soltarla.

Y no planeaba hacerlo, ni por todo el oro del mundo.

*

Connor suspiró pesadamente, una vez que termino de beber del cuello de una chica rubia con ojos azules, mientras que la chica seguía bajo control mental, mirando a la nada con una estúpida sonrisa en su rostro.

-Siempre has sido un salvaje, Connor. –la voz de Davos hizo que Connor alzara la vista. –Ni para alimentarte tienes clase.

Connor soltó a la chica, haciéndola perder el equilibrio y que cayera al suelo, junto con los cuerpos de otras dos, semidesnudas.

-Si esto no es clase, no sé qué demonios quieres. –dijo, al señalar la mesa de a un lado llena de platillos de alta calidad y todo en perfecto orden, con clase. Había puesto esa mesa allí para profundizar su descaro, a pesar de que la verdadera cena eran las 3 chicas en el suelo.

Davos rodó los ojos, irritado.

-¿Qué haces aquí? –cuestiono Connor, al cruzarse de brazos. –Interrumpes mi diversión.

-Acostándote con prostitutas, y matando humanos nunca vas a lograr que Jane te tome en serio. –siseo Davos, con un tono de regaño. Connor dejó de sonreír, ante sus palabras, sabía en donde atacarlo: Jane. –Por cosas de este tipo, Jane nunca te va a ver como un buen partido, y seguirá viendo al amigo idiota del cual reírse por sus estupideces.

Connor rodó los ojos.

-Y por cosas como querer matar a la novia de su hermano, ella nunca va a verte como un padre, por si no lo sabías. –soltó. –O por intentar matar al amigo idiota que hace estupideces.

Davos lo fulmino con la mirada, y Connor sonrío.

-Supéralo de una vez, Davos. –prosiguió. –El padre de Jane, es Giuseppe Salvatore... y el esposo de Jane y el amor de su vida, era Giuseppe también.

De un segundo a otro, Davos quedo frente a él, furioso, listo para atacarlo.

-Solo digo la verdad, y lo sabes. –dijo Connor. –Deja de actuar como si tuvieras autoridad sobre ella, es libre, entiéndelo.

-Es mi hijastra, tengo la suficiente autoridad para asesinarte antes de que le confieses que la amas. –dijo, y Connor apretó la mandíbula. –Bueno, si es que a eso que sientes le puedes llamar amor.

Aquí iba otra vez.

-La convertiste en vampiro y en vez de quedarte como todo un hombre a dar la cara, huiste con ella, como todo un cobarde. –siseo, mirándolo. -¿Cómo va a fijarse en ti, si no eres más que un cobarde, Connor?

Connor lo miraba con recelo, sus palabras cayeron como la peor de las ofensas en su orgullo, y vaya que Connor era una persona bastante paciente.

-No te he matado, porque Jane me odiaría... pero más te vale cuidarte de incidentes como este. –señalo a las chicas muertas en el suelo. –Por qué puedo cambiar de opinión.

Jane SalvatoreWhere stories live. Discover now