Capitulo 34. Luz

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Recuerdo perfectamente que te paraste ante mí, la última vez que pasaste la navaja sobre tu piel. Tenía tanto que decirte, pero callé, decidí callar y no sacar una sola palabra de mí... que arrepentido estoy de ello, quizá, si te hubiera demostrado más atención, las cosas serían muy diferentes hoy... el corazón manda, calla a mis labios insensatos simplemente por omitir la verdad... te amo, pero ¿cómo puedo amarte, si no puedo detener la ira de tu corazón?

Hugo ha venido todos los días, con un regalo diferente, sé lo que está haciendo, busca levantarme los ánimos, piensa que viniendo todos los días dejaré de pensar en el hecho de que mi escuela se haya incendiado, que hay 10 alumnos perdidos, 1 maestra internada y mis sueños de graduarme hechos cenizas.

No lo ha logrado, y para ser sincera no creo que me reconforte, mis nueve "amigos" más Paulina, es todo lo que pasa por mi cabeza.

Ahora mismo está frente a mí pensando qué pieza del tablero mover. La verdad odio el ajedrez, aunque sea muy buena jugadora, y lo odio porque lo he aprendido simplemente para hacerle la competencia a Helios cuando éramos unos niños, yo quería ser como él, quería ser mejor que él, esa es la expresión correcta. Hugo en cierta manera hoy me lo recuerda, quizá porque llevamos tres partidas de seguidas haciendo solo Santo y Seña.
Es raro que exista un empate técnico en un juego, ¿pero tres?

No he sabido nada de Gizah en estas dos semanas, no se ha comunicado conmigo, lo cual me lleva a pensar que aún no me necesitan. No he salido de la casa de mi abuela, ni para comprar la comida, gracias al cielo, ella me ha comprendido y no le molesta ese hecho, pero a Hugo... lo estoy enloqueciendo con ello, más de una vez ha querido sacarme de paseo, pero yo termino respondiendo con un "NO" rotundo, por lo que él se ha tenido que adaptar a mi vida de retraída social.

Siempre es la misma cantaleta, llega a las 16:00 horas, hasta que Alexandra lo llama alrededor de las 20:00 hs, mi abuela lo lleva hasta el portón, se lo agradece infinitamente, se va, ceno, voy a la cama, nos enviamos un mensaje de buenas noches, y no sé nada de él hasta el día siguiente.

Es una rutina asquerosa, ya lo sé, y no lo culparía si me engañara con alguna chica, después de todo, por culpa de mi actitud, lo único que puede hacer es darme abrazos.

Al fin decidió mover una pieza, y para pena mía se llevó a mi preciada torre, sin dudas al fin aquí habrá un ganador... y para ser sincera... me alegra ser yo.

—Jaque Mate— digo acorralando a su rey, la cara de Hugo es realmente impresionante, no se puede creer que haya cometido semejante error y dejó pasar a mi caballo tan bien posicionado.

—Me dejé ganar ¿sabes? — Dice guiñándome el ojo. Wow, ¿cómo es posible que me mueva todas las entrañas, y aún no pueda besarlo?

— ¿Sabes?, creo que eres un muy mal perdedor— Digo tomando un pedazo de sopa que la abuela trajo para la merienda, la verdad está deliciosa bien crocante y tibia, tal como me gusta.

—Sí, lo soy, no me gusta admitir que pierdo, más cuando pensé tanto en una estrategia para ganar.
Me mira con un dejo de tristeza, yo no soporto verlo así, no soporto comprender su indirecta, él se refiere a mí y a Helios... maldición.

—Ten en cuenta que hemos empatado tres, ya conocía a mi adversario.
Él se ríe y también toma un pedazo de la sopa y lo come de un bocado. Solo me mira, fijamente a los ojos y calla.

—Hugo, voy a comprender si quieres dejarme, en verdad, yo creí estar lista para todo lo que conlleve esto... digo, esta relación, pero lo único que he hecho ha sido arruinarte la existencia.

El rostro del elegante Hugo entra en conflicto entre una sonrisa y la confusión, se lleva las manos al rostro y luego se acerca hasta mí con los ojos empañados. ¿Lo ha puesto así la felicidad por que le he sacado un peso de la espalda?

La Piedra y El Sol [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora