Capitulo 4. Mi Héroe

3.2K 383 281
                                    

Olvidarte es mi condena

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Olvidarte es mi condena. Hoy me arrepiento de no haberte abrazado una vez más.

Veo a mi madre en el patio trasero, yo estoy en pijamas, hace frío, más del que alguna vez hubiera sentido. Ella está hablando con una mujer, hermosa, con la melena larga y los ojos azules.

Ambas llevan un collar bastante peculiar, del hilo negro cuelga una medalla rectangular, y en el medio hay una piedra roja como la sangre, esta lanza pequeños destellos cuando la mujer que acompaña a mi madre habla.

Mi madre lleva en sus brazos a un bebé y la mujer acaricia su cabeza mientras habla. Aun que la mujer se veía afligida y con ganas de cuidar a la criatura, algo en ella me causaba pavor, quería que mi madre se alejara, así que me dispongo a caminar hacia donde se encuentran, pero en un instante el escenario bajo mis pies se mueve, y todo cambia.

Me veo a mi misma corriendo en medio del bosque, estoy con una ropa bastante rara, el cabello recogido y guantes, observo ambos lados como si estuviera haciendo algo a escondidas, me acerco a un árbol y me recuesto, esto hace que sienta en mi pecho como una puñalada fría y dura. Como si fuera de película todo empieza a girar, veo a Helios y Fer, ambos entrando a un club nocturno, Fer dice algo a Helios con desesperación, él está furioso y termina golpeando la puerta, de nuevo todo se vuelve a borrar.

Esta vez no hay nada, soy solo yo con mi pijama en medio de una habitación totalmente blanca. Me siento al suelo, tomo mi rodilla, ya me he dado cuenta de que estoy en un sueño, pero mi corazón pide que acabe.

Mi mente no logra encajar un pensamiento, no recuerdo nada, ni como llegue aquí. Cierro mis ojos y respiro profundo.

De repente desde lejos veo a alguien venir, es una niña, de cabellos rosados con rizos, me paro y camino hacia ella, la pelirrosa me espera y me ofrece una sonrisa, como si hubiera esperado el momento de encontrarse conmigo.

—¡Hola! —saludo.

—Zafiro, mira cuánto has crecido —su voz me tranquiliza, entonces también sonrío, quizá porque ya recuerdo mi nombre —. Cuando despiertes, tendrás mucha sed, y muchas cosas cambiarán a partir de ahora. —su tono de voz es drástico.

<<¿Qué? No tiene sentido>>

—No puedo ayudarte mucho, se supone que estamos separadas y que no puedo cruzar las barreras —continúa ella diciendo mientras se balancea en sus pies —pero no olvides esto "Ellos" te van a buscar.

—No entiendo, no tiene sentido —me quejo.

—Lo siento, no puedo hacer más, es todo lo que te puedo decir.

La niña desapareció y mi habitación blanca cambió de nuevo, ahora estoy parada esperando el bus, el miedo me invade, mis pies sienten flotar, y mis manos tiemblan, no lo puedo creer, empiezo a recordar lo que pasó, por inercia toco mi cuello y siento algo viscoso, inmediatamente sé de qué se trata: sangre.

La Piedra y El Sol [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora