Capítulo 19. Agonía.

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Estábamos camino a casa, y no podía olvidar la sensación de bienestar que me dio el contestar a Helios, y de decirle las cosas como son, la verdad, sentí como si de mi pecho salieran los pesos que traía demás y las tristezas que me iban dejando vacía. A parte, ahora estoy con mi música a todo volumen, rompiéndome los tímpanos quizás, pero dándome lo mejor de lo mejor, lo único que me molesta es la mirada de Andree.

En medio de esa mezcla de sentimientos, una llamada entrante pone en pausa mi música, por lo que mi mal humor regresa. Sin mirar el nombre del remitente, contesto.

— ¡Hola! — Contesto totalmente consumida por el enojo, así que termino siendo víctima de las miradas acusadoras de mis compañeros.

—Uuuuy, ¿qué te hice para que me trates así? — Éste es el problema de dejarse consumir por la rabia.

—Hugo! Discúlpame, yo...

—¡Tranquila mi amor! — me dice tan divertido y calmado. — Ya voy para tu casa, ¿estás tú también en camino?

—Sí, ya llegaré... quizá en unos 15 minutos o más.

Los ojos de Andree estaban desorientados, me miraba con sorpresa, o dolor, de lo que sí estoy completamente segura es que Gizah estaba sufriendo mucho más que cualquiera de nosotros. No es fácil ver cómo la persona que queremos la pasa mal, y ella en verdad quería a Andree.

—Me parece muy bien— Responde Hugo— dime... ¿con quiénes estás?

—Ya lo sabes...— no puedo evitar que se me escape una risita tonta, porque a pesar de ser algo insignificante; me gusta esos arranques de celos fugaces.

—Mmmm, es que me pone celoso— esta vez mi risa es un poco más evidente— Por sobre todo porque sé que Helios estuvo un largo tiempo contigo.

Mi corazón se aceleró, cómo es posible que él lo sepa, no pude evitar abrir mis ojos por la sorpresa, pero bueno, al fin y al cabo, no hice nada malo, y Hugo no es nada mío, oficialmente hablando. Digo, me gusta, pero, no somos novios aún.

—¡Hugo, no te pongas así! Sabes que te quiero...— Respondo por inercia.

—No cómo yo te quiero...

Saskia volteó a mirarme, y puso una cara de no creer, yo intenté no prestarles atención, pues, al fin y al cabo, no deberían importarme.

—Te demostraré que estás equivocado, cuando llegue a casa.

—Ok, mi amor, si tú lo dices— No pude evitar sentir choques de electricidad en el estómago cuando él me dijo "amor" ¿Cómo es posible que palabras tan pequeñas nos muevan el alma entera?

—ok,ok, chau—digo completamente derretida.

Inmediatamente la llamada se corta y la música llega a mis oídos, pero por un arranque de inercia pasé mis ojos al retrovisor, para ver los fríos ojos marrones de Helios estudiándome. Pareciera estar enojado, o fastidiado por la situación que estamos viviendo, pero es mejor no pensar mucho en eso, fue él quien me obligó a actuar como lo hice a la salida del hospital.

Cuando estoy decidida a mirar por la ventana todo el camino; Andree baja mis auriculares y me estira más hacia su cuerpo, por lo que reacciono ofreciéndole mi más cruel mirada, lo veo herido, y triste. Está retorciendo las manos mientras yo daba todo lo mejor de mí para ser fría con mi mejor amigo, y la verdad que con este comportamiento no debía hacer mucho esfuerzo.

Abre la boca como para decirme algo, pero le transmito con los ojos una pequeña idea de que lo que diga puede agravar mi enojo, se muerde los labios y vuelve a mirar sus manos.

La Piedra y El Sol [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora